Capítulo 4: Tragedia esperada y fuerza recobrada:

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Han pasado ya 8 lunas desde que aprendí a volar y con el tiempo empecé a tener más resistencia al vuelo, a partir de mi primer día de nombre empecé a ejercitar mis alas llevo una luna en entrenamiento y actualmente tengo 25 metros de largo y 14 de alto mi cuerpo se a empezado a formar y todo parece indicar que voy a tener un buen tamaño en el futuro. Lo que hace que este día sea de importancia es que justamente hoy se acabó el invierno y los dragones nos volvemos más activos: ahora solo necesitamos unas 10 horas de sueño. Pero eso no es lo más importante, no, lo más importante es que se piensa celebrar la llegada de la efímera primavera con un combate de dragones. Sí, la verdad es muy extraño esta forma de celebrar; yo normalmente vería el combate de forma relajada viendo los movimientos de los participantes y sus debilidades, pero ésta vez no ¿Por qué? Bueno la razón es que uno de los participantes es Phertuxaes, sí, pese a que el dragón es ya bastante anciano lo que parece importar es el hecho de que nunca a perdido en sus 317 días de nombre, y bueno... eso me inquieta…

Yo: ¿Estás seguro viejo?

Phertuxaes: Bastante, joven dragón.

Yo: Pero… tu oponente es… *soy interrumpido*

Phertuxaes: Entiendo tu preocupación joven dragón, contra cualquier otro estaría seguro de mi victoria pero con él la cosa es diferente y es por eso es que quiero pelear.

Yo: Pero podrías morir…

Phertuxaes: y eso es justamente lo que quiero, escucha joven dragón, en este año te eh cuidado como el hijo que nunca tuve, en este año te eh enseñado todo lo que necesitas para sobrevivir en este oscuro mundo, te visto surcar los cielos con esas alas tuyas y me siento orgulloso de decir que fui yo quien te enseñó a usarlas.

Solo podía escuchar sus palabras con tristeza sabiendo que muy posiblemente sería la última vez que hablara con él, con quien me cuidó de los peligros de éste mundo, quien me apoyó a superar muchos de mis miedos, quien me enseñó a obtener la libertad con mis alas, quien me alimentó en las primeras lunas de mi vida y a quien menos de un año le bastó para ser mi padre... pero sabía que eso es lo que él quería y debía respetar su decisión.

Phertuxaes: Solo quiero que, incluso si yo no sigo aquí; hagas del nombre Balerion una leyenda, un nombre que después de siglos siga existiendo, y yo me sentiré orgulloso de decir que yo fui quien te enseñó.

Él nunca me había pedido nada, nunca lo hizo y esta fue la primera vez, me sería imposible decir que no, incluso si quisiera.

Yo: lo prometo, haré que te sientas orgulloso, lo prometo viejo, mi nombre: Balerion, será recordado como la más grande de las historias, te superaré a ti y a todo el mundo.

Phertuxaes: Eso espero joven dragón.

Esas últimas palabras calaron hasta el fondo de mi corazón y las guardaría hasta el último de mis días. Y así solo pude ver como él se alejaba como entraba a la arena con un futuro no muy prometedor, pero nunca mirando atrás, aprendí otra cosa más de como ser un dragón: nunca dudes, nunca apartes la mirada.

Me tomó unos minutos salir y colocarme con los demás dragones para ver el combate, una vez posicionado miré a ambos guerreros: a derecha Phertuxaes <El Huracán de Plata> y a la izquierda estaba él con sus imponentes 146 metros de largo y 63 metros de alto, sus doradas escamas resplandecían con el sol, el ámbar estaba presente en sus grandes alas, su fuerte pecho y sus grandes cuernos. Su majestuosidad era increíble, él era Rhaekerion <El Torrente Escarlata>

Ambos dragones se miraron fijamente hasta que se tocó el cuerno dando a conocer que el combate había comenzado; el dragón dorado alsó vuelo tan rápido como sus alas se lo permitieron mientras que el más anciano se quedó en el suelo lanzando sus llamas carmesí que al impactar con Rhaekerion le quitaron el equilibrio obligándolo a caer. Mientras su enemigo caía Phertuxaes con sólo un movimiento de sus enormes alas alsó vuelo y cayó en picada contra el dragón más joven, Rhaekerion no pudo ni siquiera procesar lo que había pasado y ya estaba siendo atacado de nuevo por el dragón plateado que con sus garras sostenía su cuello y el ala izquierda. Phertuxaes apretó su agarre en el cuello de Rhaekerion intentando aplastarlo, por otra parte el Torrente Escarlata estaba intentando desperadamente safarse del agarre de su contrario; el forsajeo siguió hasta que Rhaekerion usó su cola para jalar de uno de los cuernos de Phertuxaes, el dragón más anciano sin darse cuenta soltó parte del agarre que tenía en el cuello de Rhaekerion permitiendo que este saliera de su encierro. Ambos dragones partieron vuelo para obtener una posición más elevada que el contrario, Phertuxaes haciendo honor a su apodo voló mucho más rápido que Rhaekerion que no pudo seguir la velocidad de las colosales alas de su enemigo, el dragón de plata se movió agilmente y atacó con un potente cabezazo en el pecho de su enemigo, Rhaekerion rugió de dolor, Phertuxaes le había encajado uno de sus cuernos; Phertuxaes se alejó unos metros del dragón dorado su hermoso cuerno de marfil estaba escurriendo la sangre de su enemigo pero eso no le importó cuando mandó sus fuertes llamas en contra de Rhaekerion. El Torrente Escarlata recibió de lleno las flamas del Huracán Plateado la herida en su pecho solo le drenaba más de sus pocas energías y con lo que le restaba de sus fuerzas lanzó su propia llamarada esmeralda poco a poco ganando territorio en el combate de flamas hasta quedar igualado con las llamas carmesí de Phertuxaes, sus llamas estaban parejas, sus fuerzas eran pocas pero suficientes como para mantener la llama y en un leve flanqueo de su enemigo notó que Phertuxaes se estaba agotando, al notarlo el joven dragón usó aún más energías en su llama venciendo por fin la flama del Huracán de Plata. El Torrente Escarlata se lanzó directamente sobre el cuello de Phertuxaes y con el agarre de sus fauses lanzó otra flama directo al cuello expuesto del dragón plateado.

Juego De Tronos: El Terror NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora