Corazón Herido... Hasta Que Te conocí - Aemma Arryn Y Harwin Strong

Capítulo 3

Ella estaba preocupada por cómo lo tomaría, específicamente cuando descubriera que su mamá no estaría con ella todos los días.

Aemma necesitaba esto, sin embargo, ellas lo necesitaban muchísimo.

Si pudiera encontrar un segundo trabajo, podría ahorrar suficiente dinero, volver a los tribunales y hablar sobre rechazar la manutención de los hijos. Rhaenyra y ella podrían mudarse a Alaska, como ella siempre había querido, y no tener nada que ver con este lugar. Nyra podría empezar la escuela, hacer algo por sí misma, algo que Aemma desearía haber hecho. Podrían empezar de nuevo y ser felices, lejos de cualquier recuerdo de lo que fue.

Alaska fue lo que le prometieron cuando se casó, la omega estaba tan agradecida que nunca se fueron, nunca tuvieron la oportunidad de arruinar un lugar tan hermoso.

— Hola, mi preciosa niña — Aemma la arrulló, abriendo sus brazos para la pequeña niña que se frotaba un ojo. Ella la levantó de un solo golpe, sentándola en su regazo — necesitas una siesta, cariño, ¿Eh?
— Sí mamá
— De acuerdo, bebé — Aemma besó la parte superior de su cabeza — ¿Mamá puede hablar contigo un momento primero?
— Sí mami

Ella sonrió, dándole un último beso antes de colocarla encima de la mesa. Nyra pateó suavemente sus pequeños pies, mirando los papeles sobre la mesa.

— Entonces — Aemma presionó nerviosamente dos manos en medio de sus muslos — Rhaenyra, mamá tiene que decirte algo realmente importante, ¿de acuerdo?

Su hija asintió.

— Nyra, cariño, ¿te gusta venir a trabajar con mamá todo el tiempo?

Rhaenyra jugó con sus dedos y asintió.

— Sí mamá

Aemma se lamió los labios, acercándose.

— ¿Y si... y si mamá tuviera que ir a trabajar sola pronto?

Rhaenyra levantó la vista rápidamente y sus ojos azul claro se agrandaron. Su labio sobresalía en un pequeño puchero; gimió, encogiéndose hacia adentro.

Aemma negó con la cabeza, poniendo dos manos en las caderas de la niña.

— No preciosa, por favor no llores

Rhaenyra hipó y las lágrimas se deslizaron por sus ojos cerrados.

— Oh — Aemma la atrajo hacia su regazo — Mi niña preciosa, mamá no te dejará ¿Vale? Simplemente no quiero que vengas conmigo a trabajar; no es justo para ti

Rhaenyra tembló, agarrando la camisa de su mamá con un pequeño puño.

— No mamá.

Aemma suspiró, besando su frente.

— Rhaenyra, por favor mírame

La niña lo hizo, con los ojos de un suave color rojo.

— Me encanta estar con mamá

La omega asintió lentamente, mordiéndose el labio.

— Lo sé, preciosa, lo sé... Y a mamá le encanta estar contigo, eres mi mejor amiga ¿Recuerdas? — Rhaenyra sollozó.

— Si mamá, soy
— Buena chica — Aemma sonrió con tristeza — Necesito que seas mi niña grande y me ayudes, ¿De acuerdo? Quiero ayudarnos para que podamos irnos, ¿Recuerdas? ¿Recuerdas las hermosas fotografías que te mostré?

Rhaenyra se frotó la nariz con el dorso de la mano y asintió.

— Sí, mamá
— ¿Todavía quieres ir?
— Si
— Está bien — Aemma lamió sus lágrimas, Rhaenyra se inclinó hacia el gesto — Mamá nos va a sacar de aquí, lejos de todo esto, pero necesitamos ser un equipo