Corazón Herido... Hasta Que Te conocí - Aemma Arryn Y Harwin Strong

Capítulo 13

— Ese fue un intento decente, pero no mantuviste ambos bucles juntos o, como tú los llamas, tus conejitos juntos. Deben estar juntos

Rhaenyra dobló los pies hacia adelante y hacia atrás.

— Como yo y mamá
— Exactamente — Harwin levantó ambos cordones — Otra vez

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— ¡Mamá! — Rhaenyra corrió hacia los muslos de Aemma.

Aemma sonrió, ahuecando la nuca.

— Mi dulce y preciosa Nyra

La niña hacía sonidos agudos con su garganta, ronroneando ante el olor de su mamá.

Aemma se sentó en el suelo, acercando a su hija. Besó su rostro y la pequeña nariz de la niña.

— Te extrañé mucho
— Extrañé a mamá — Rhaenyra estaba llorando, con la nariz presionada contra la glándula olfativa de Aemma.

La mujer cerró los ojos, relajándose ante el olor a su alrededor. Olía a pizza y a Alfa, el olor de Harwin estaba llenando el apartamento más rápido de lo que ella pensaba.

— Oh, cariño, ¿te divertiste? — Aemma abrazó a Rhaenyra, abrazándola como a una bebé — ¿Te divertiste con Harwin?
— Mm... — Rhaenyra escondió su rostro en el pecho de Aemma — Quiero a mamá
— Lo sé, pero hiciste un trabajo tan bueno que estoy muy orgullosa de ti. Gracias, Nyra — Aemma miró a él Alfa que estaba apoyado en la pared fuera de la cocina — Hola Harwin
— Hola — Harwin pateó la pared — ¿Hace calor para ti?

Aemma se sonrojó, acariciando la cara de su hijo.

— Hace mucho calor, gracias
— Rhaenyra y yo fuimos a la tienda — Harwin caminó hacia ellas — Rhaenyra, ve a buscar el suéter nuevo de tu madre

Rhaenyra le dio a su mamá otro beso antes de correr a buscar el suéter.

Aemma se levantó y se quitó la bufanda primero. Se lo tendió a Harwin.

— Me ayudó mucho, gracias

Harwin lo apartó.

— De nada, quédatela

Aemma sin darse cuenta lo presionó contra su mejilla.

— Pero es tuyo

Harwin inclinó la cabeza hacia un lado.

— Te pareces mucho a Rhaenyra — Agarró la bufanda y la colgó — Instalé el sistema, te enseñaré cómo usarlo — Ayudó a Aemma a quitarse la chaqueta y la colgó también — Te hemos comprado algo abrigado para que te pongas de ahora en adelante. También hay pizza, seguro que estás cansada, descansa

Aemma sonrió, sintiéndose de repente más cansada de lo habitual.

— Gracias, Harwin — Se arrodilló cuando Rhaenyra salió corriendo con una bolsa a cuestas — ¿Para mí, Nyra?
— ¡Para mamá!

Aemma la besó.

— Eres tan activa, cariño — Acarició el rostro de su hija — Gracias, preciosa

Rhaenyra agarró el brazo de su mamá y la envolvió alrededor de su cuerpo. Besó los dedos de Aemma, meciéndose en su calidez.

— Rhaenyra, sé que extrañaste a tu madre, pero déjala entrar y sentarse — A Rhaenyra no le gustó la idea, pero se movió — Aemma, dúchate y estaré en camino

Aemma suspiró felizmente.

— Gracias, Harwin

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Aemma hizo rebotar ligeramente a Rhaenyra en su regazo, para no despertarla — Gracias por cuidarla tan bien, Harwin

Harwin inclinó la cabeza y se sentó frente a la mujer.

— Por supuesto, ese es mi trabajo — Sacó su diario — Tengo preguntas
— Yo también — sonrió Aemma — Hay tantas cosas que me dije a mí misma que te dijera también, mis disculpas
— No hay necesidad — Harwin hizo clic en su bolígrafo — Dime

Aemma se sentó.

— Oh, bueno — Acarició suavemente el cabello de su hija — Solo cosas sobre Rhaenyra, sus emociones y sus pequeños ataques: cómo ayudar
— Es una niña tranquila — Harwin escribió algo, Aemma observó las marcas en su mano — Tiene una manta
— Oh, sí ¿Esa es en realidad una de las formas?
– Si ¿La necesitaba hoy?
— No — Harwin garabateó algunas cosas — La consiguió por su propia voluntad. La llamó manta de seguridad. Tu hija no puede pronunciar algunas palabras

Aemma se rió, tapándose la boca para no despertar a su niña.

— Harwin — Aemma trató de calmarse — Tiene tres años
— Lo entiendo, solo estaba dando una razón de porqué dijo mal la seguridad — Harwin se recostó — ¿Por qué le tiene miedo a la gente, y a otros niños?

Aemma abrazó a Rhaenyra un poco más fuerte.

— He... he tratado de evitarlo
— ¿Tiene que ver con tu ex marido?

Aemma se quedó helada, con los ojos ardiendo.

Los ojos de Harwin bajaron.

— ¿Por qué te pones tan tensa? ¿Las lastimó?

Aemma miró hacia otro lado y su respiración se volvió entrecortada.

— Él nos lastimó — Se mordió el labio — Ese hombre es malvado, nos lastimó, lastimó a mi niña

La expresión de Harwin no cambió.

— Tienes una marca de mordedura en el cuello ¿Te la vas a quitar?

De repente, Aemma se sintió enferma. En realidad, Harwin era perfecto, perfecto para Rhaenyra, y estaba a punto de perderlo por un pedazo de basura abusivo y una marca de vínculo de la que se arrepiente todos los días.

— Si...
— ¿Por qué permitir que te muerda?

Aemma apretó los dientes.

— Me cegaron sus ojos lilas

El negro de Harwin corta suavemente.

— Un error muy común entre los mestizos

Aemma miró hacia abajo, herida por las frías palabras. Sintió pequeñas gotas bajar por sus mejillas. Su barbilla fue levantada por la cálida mano de Harwin, Aemma apartó su rostro pero Harwin la sujetó con firmeza.

— Un error que no se volverá a cometer — Harwin le secó una lágrima con el pulgar —Has aprendido y te convertirás en algo grandioso, y ese mestizo se dará cuenta de su error demasiado tarde — Aemma inconscientemente se apoyó en la gran mano callosa, somnoliento — Mientras yo esté aquí, él no lastimará a Rhaenyra, no te lastimará a ti, lo prometo

Aemma cerró los ojos,

— Tú no eres mi alfa, esto es innecesario, Harwin
— Ese es el problema con los mestizos — Harwin apartó su mano y Aemma la persiguió — Hm... no necesito ser tu alfa, ni su padre, para protegerte. Cualquier lobo de verdad nunca necesitaría poner sus manos sobre su pareja, ni hacerle entender su punto de vista — Dejó su mano en el rostro de Aemma, apretándolo ligeramente — Descansa, estás muy cansada
— Mañana trabajo un día corto. Iré a mi cita después — Aemma siguió inclinándose, incluso cuando Harwin retrocedió— Yo te enseñaré hacer macarrones con queso
— Bueno — Harwin agarró la mano de Aemma — Ven, las acompañaré a las dos a la cama

Aemma acunó a su hija.

— Lamento haber llorado
— ¿Cómo puedes disculparte por tus emociones, Aemma? ¿Puedes detenerlas?

Aemma se tambaleó, el cansancio la golpeó.

— No
— Entonces, ¿por qué hay que disculparse? — Harwin la acompañó hasta la cama, agarró a Rhaenyra y la puso debajo de las sábanas — Duerme, pondré la alarma en la puerta
— Si, gracias — Aemma se frotó los ojos — Me siento tan cansada, lo siento mucho

Harwin la ayudó a acostarse, arrodillándose a su lado.