Capítulo 5

4.5K 515 325
                                    

Los días que siguieron fueron monótonos, pasaban sin esperar que los mirarán lo suficiente, igual que las nubes en el cielo y las hojas en el viento, con ese olor a pueblo que te teñía de nostalgia. Habían pasado cuatro días desde todo, desde él.

Aveces entraba al grupo que tenían y mandaba stickers para mantener la actividad pero no conversaba realmente, ese mismo día habían estado hablando de una juntada en un boliche de capital, prefirió no ir.

Había trabajado en un proyecto con una marca de ropa y después de siete horas sin volver al lugar en donde se quedaba llegó derrotado. En el caminó saludó a unos abuelos sentados en el frente de la casa, abajo del frondoso sauce, la luz de la tarde era amarilla, nunca supo porque pero aveces se veía así, igualmente le encantaba.

 En el caminó saludó a unos abuelos sentados en el frente de la casa, abajo del frondoso sauce, la luz de la tarde era amarilla, nunca supo porque pero aveces se veía así, igualmente le encantaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Entró en su departamento y se sacó la mochila dejándola tirada en el piso de madera que ligeramente rechinaba acorde a sus pasos. Prendió la ducha y preparó la ropa para bañarse, hacía calor y la terminó apagando porque era innecesario calentarla. Después de la ducha salió con el pelo todavía un poco mojado, era mejor así. Prendió un ventilador y se sentó en el sillón mientras miraba las notificaciones.

La ruptura con su novia había hecho que ahora se pasará la tarde viendo series. Ya no le dolía como antes, y aunque la extrañaba sabía que volver a una relación tan poco recíproca por su parte era mentirse a si mismo, pero ella había sido todo en algún momento y que ahora no fuera nada era algo a lo que acostumbrarse le resultaba difícil.

La noche llegó al cabo de unas horas, puso la pava en el fuego con un paquete de fideos instantáneos en la mesa, una cena totalmente improvisada pero le servía, todo valía si podía escapar de tener que cocinar.

Había quedado en almorzar con un amigo al otro día y tenía las verduras que compró sobre la mesa, pensó en guardarlas pero la pava se estaba hirviendo, se terminó olvidando de hacerlo.

Con el pelo todavía mojado preparó la sopa en un plato hondo y se sentó sacando de la bolsa de compras una botella de agua mineral. Mientras cenaba le llegó la notificación de llamada entrante, era su mamá.

Contestó la videollamada apoyando el celular en el envase de agua mineral. La pantalla de la otra cámara de prendió, su mamá parecía estar en el comedor de la casa en la que creció.

-Hola ¿qué pasó mamucha?

La mujer sonrió con esa mirada maternal que las mamás tienen.

-Nada mi amor, quería saber cómo andabas, ¿ya cenaste?

-Sí, me hice una sopa recién, llegué hace un rato.

-Aah, ¿estás comiendo bien? Mira que se te bajan las defensas.
¿y sopa de qué? -La mujer tambaleó el teléfono mientras lo sostenía.

-Nada, una sopita natural.-Sonrió forzadamente.-igual la señora Ramona siempre me trae algo que cocina de onda. Aunque el otro día me trajo unas empanadas medio raras, para mí que las compró y se hizo la boluda, no sé.

Aquél verano en Uruguay| Enzo Vogrincic x Matías Recalt (FANFIC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora