Es un Fanfic de romance entre los dos actores: Matías Recalt y Enzo Vogrincic.
Se sitúa tiempo después del lanzamiento de la película, cuando una fresca noche de verano con Enzo alcoholizado y Matías adormilado lo cambia todo sin que lo noten.
Con el sueño todavía presente y el calor que le daba alejarse del ventilador fue hasta la puerta y giro la llave, con un tirón la abrió. Lo primero que distinguió fue la luz de la luna que salía del ventanal pegando en las paredes y la brisa que como pintura en un cuadro se deslizaba dejando partes sin cubrir.
Antes de abrirla se había tomado la libertad de servirse un vaso de agua mientras el intruso que ya suponía quien podría ser subía.
Bajo la vista hacía la parte baja del tapiz, y como un fantasma miserablemente olvidado estaba sentado mirando a la pared, sin acercarse y con solo ver su mirada supo que, de nuevo, había tomado.
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Enzo levantó la vista con los ojos brillosos y suspiró. Matías frunció los labios con una mirada de molestia.
-¿Qué haces acá? Aparte de asustar a los vecinos.-Se acercó sin pensarlo extendiendole la mano para que se pusiera de pie.
-Yo...te venía a traer el mate cocido.-No iba a decir que lo extrañaba.
Después de ponerse de pie de la riñonera negra sacó una caja pequeña que Matías notó era la misma que el compraba cuando se acordaba de comprarla.
-¿Tomaste de nuevo? Son más de las tres de la mañana.
-Algo...¿estás enojado?-La voz le salía más ronca y temblorosa de lo normal por el alchol.
-¿Cómo viniste?
Los dos entraron en el departamento, Enzo cerró la puerta y lo siguió, se sentó en la mesa de la cocina mientras Matías buscaba algo en los cajones.
-Un señor me trajo, se llamaba...Rorro, igual creó que era su apodo, no tenía pelo. Le dije tobogán de piojos y muy bien no se lo tomó.
-Jodeme ¿te viniste a dedo Enzo?-Reprochó.-¿el te dejó el ojo morado o eso fue antes?
-Antes.
-Mira si alguien te llegaba a ver, estarías en las noticias al segundo, no podes salir así.-Matías suspiró.
Los ojos de Enzo que con sutileza se esforzaban en tener una visión más nítida estaban sobre la espalda de Matías, tenía lunares que la adornaban y sus omóplatos eran dolorosamente atractivos.
Finalmente el chico encontró un encendedor en el cajón y se dió la vuelta para llenar la pava con un humor que no ayudaba en nada.
-¿Y qué hacías?-Preguntó tontamente Enzo.
-Jugaba al uno con el cuco.-sonrió sarcásticamente y Enzo lo imitó tiernamente.
-¡Dormía Enzo! Obviamente. Con lo que me costó dormirme...
Enzo frunció los labios con una mirada triste. Mientras Matías se sentaba y buscaba entre sus contactos a Agustín, Enzo lo miraba con anhelo.
