𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟒

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Volví a la escuela. Era lo correcto, la forma más discreta de proceder.

Antes de que terminara la jornada, casi todos los demás alumnos habían regresado también a clase. Solo Lauren, Cillian y unos cuantos más —que seguramente usaban el accidente como excusa para hacer novillos— seguían ausentes.

No entendía por qué me costaba tanto cumplir con mi deber. Sin embargo, llevaba toda la tarde apretando los dientes contra el impulso de saltarme las clases yo también para ir en búsqueda del chico.

Igual que un acosador. Un acosador obsesivo. Un vampiro acosador obsesivo al acecho.

Las clases de aquel día fueron —por imposible que fuera— todavía más tediosas si cabe que la semana anterior. Había entrado en coma. El color se había escurrido de los ladrillos, los árboles, el cielo, las caras a mi alrededor... miraba las grietas que discurrían por el enlucido.

También debería estar cumpliendo con mi deber en un segundo aspecto... y no lo estaba haciendo. Aunque, claro, también se podría considerar una conducta incorrecta, desde otro punto de vista.

Desde la perspectiva de un Cullen —no solamente de un vampiro, sino de un Cullen, un miembro de una familia, lo que suponía un caso excepcional en nuestro mundo—, lo correcto habría sido algo parecido a esto:

—Me sorprende verte en clase, Edward. Me comentaron que estuviste involucrado en ese horrible accidente esta mañana.

—Sí, es cierto, señor Banner, pero yo fui el que tuvo suerte —Sonrisa amistosa—. He salido ileso. Ojalá pudiera decir lo mismo de Lauren y Cillian.

— ¿Cómo se encuentran ellos?

—Tengo entendido que Lauren está bien... solamente ha sufrido unos cuantos cortes superficiales a causa del parabrisas rotos. En cuanto a Cillian, no lo tengo tan claro —un ceño turbado—. Es posible que sufriera una contusión cerebral. Me han comentado que estuvo algo incoherente por unos momentos, incluso viendo cosas que no eran. Los médicos estaban preocupados...

Sí, así es como debería haberse desarrollado la escena. Eso era lo que le debía a mi familia.

—Me sorprende verte en clase, Edward. Me comentaron que estuviste involucrado en ese horrible accidente esta mañana.

La sonrisa amistosa brilló por su ausencia.

—No me pasó nada.

El señor Banner desplazó el peso de una pierna a otra, incómodo.

— ¿Por casualidad sabes cómo están Lauren Mallory y Cillian Kelly? Por lo que me han dicho, ha habido heridos.

Me encogí de hombros.

—Ni idea.

El señor Banner carraspeó.

—Ejem, bueno... —dijo. Le falló la voz ante la frialdad de mi mirada.

Se alejó a toda prisa hacia la parte frontal del aula y dio comienzo a la clase.

No había estado bien por mi parte. A menos que se contemplara desde un punto de vista más complejo.

Me parecía tan... tan desconsiderado calumniar al chico por la espalda, sobre todo cuando había demostrado ser más digno de confianza de lo que yo podía soñar. No había pronunciado ni una sola palabra que pudiera ponerme en evidencia, aunque tenía buenas razones para hacerlo. ¿Cómo iba a traicionarlo, si no había hecho nada salvo guardar mi secreto?

ℝ𝔼ℚ𝕌𝕀𝔼𝕄 𝕆𝔽 𝕃𝕆𝕍𝔼: 𝕃𝔸ℂℝ𝕀𝕄𝕆𝕊𝔸 ━ Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora