ℝ𝔼ℚ𝕌𝕀𝔼𝕄 𝕆𝔽 𝕃𝕆𝕍𝔼: 𝕃𝔸ℂℝ𝕀𝕄𝕆𝕊𝔸 ━ Edward Cullen

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝐎

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CNN dio la historia primero a media mañana. Estaba ansioso por escuchar la forma en que los humanos contarían lo sucedido y cuanta obtención obtendría.

Ese día estaba lleno de noticias impactantes. Hubo un terremoto en Sudamérica y un secuestro en Medio Oriente, deberían haber acaparado toda la atención y haber reducido lo sucedido la noche anterior a unas pocas frases y una fotografía de baja calidad. Sin embargo, lo que acabó ocurriendo fue muy distinto a lo planeado.

Carl Colacurcio, acusado de extorción y fraude entre otros crímenes, y miembro activo de una organización criminal, fue encontrado muerto en un almacén en las afueras de Seattle junto a seis víctimas más. Según la información que nos ha brindado la policía, las víctimas muestran evidencias de escasas flagelaciones pero de naturaleza brutal y precisa. En este momento estamos esperando al Capitán de la Policía para obtener más datos...

Esto... no era lo acordado. No era lo que Carlisle tenía en mente tras encontrar al despreciable monstruo humano que rondaba las calles de Port Angeles y Seattle, ni lo que Jasper hubiera hecho para encargarse del asunto. No era algo que hubiera podido manejar de todos modos, no sin... a no ser que se hubiera dado a la tentación, que hubiera caído en el espiral de sus antiguas costumbres y sus ojos serían rojos la próxima vez que lo viera.

Sería terrible para Carlisle, pero se lo perdonaría y Jasper volvería a empezar. Sería más difícil tras una recaída, pero posible.

En cuanto la idea se me ocurrió, se me apretó el pecho. Ese desliz significaría mudarnos nuevamente. Mudarnos a un área con baja población humana, más baja y aislada que Forks, tal vez a las montañas o visitaríamos al resto de nuestra familia en Denali. Significaría no volver a ver a Cillian durante años. La sola idea era mortificante. A penas toleraba pasar un par de horas alejado de él, ¿cómo haría para mantenerme lejos por tanto tiempo?

Tendría que pensar en algo más. Tenía que quedarme. Fabricaríamos una historia en la que se justificara mi estadía mientras que los demás se iban. Ya pensaría qué hacer con la universidad y un futuro ajuste en mi edad cuando llegara el momento.

Si Cillian no decidía irse él mismo.

Apagué la televisión y aprovechando la soledad de mi casa, me escabullí para ver a Cillian. Trepé con sigilo las ramas más altas de un árbol cercano que daba al patio trasero, aunque no hubiera sido necesario porque Cillian se encontraba en dicho patio. Se encontraba en compañía de su hermana menor, Janet, y ambos parecían cómodos tomando el sol sobre un edredón, ella leyendo y él concentrado en la pantalla de una laptop. Leí por encima de su hombro.

Estaba mensajeándose por Skype con cuatro personas al mismo tiempo. ¿Amigos de Londres? Diría que sí, considerando el lenguaje informal que utilizaban.

Saboreé el efecto que la luz del sol y el aire ejercían sobre su aroma. El calor parecía endulzar su fragancia y me encontré tomando grandes bocanadas para deleitarme con el aroma. Los dedos de Cillian eran rápidos al teclear y dado a la trivialidad de la conversación, acabé concentrándome más en su apariencia. La forma en que el viento y la luz del sol jugueteaban con su cabello y la forma en que su pálida piel dejaba ver los capilares sanguíneos debajo de ella... Cillian usaba una camisa blanca de cuello mao, claramente en un intento de ocultar la venda que Carlisle le había colocado la noche anterior.

Sentí un incómodo ramalazo de culpa al darme cuenta de que bien podría no haber estado su hermana en la imagen, pues mi atención estaba puesta únicamente en Cillian. Lo que estaba haciendo no era precisamente bueno... pero bueno, no era ni la mitad de lo malo de mis actividades nocturnas, en donde me acercaría lo suficiente como para respirar el mismo aire que él. Sin embargo, sabía que cuando cayera la noche continuaría por la senda del mal.