Capítulo 1

43 21 38
                                    

Desde que era pequeña mis padres han exigido y hecho lo que quieren conmigo, debía ser la niña buena, aún cuando querían lo mejor para mí.

A los tres años mi padre biológico murió, poco recuerdo de el, según mi mamá era despreciable que en varias ocasiones intento pegarle, en el fondo me alegra su muerte, más a mi mamá, yo nunca hubiera querido a alguien que le hace daño al ser más hermoso como lo es mi madre, si, la amo, también quiero a mi padrastro, o bueno, la estabilidad que nos da económicamente, aunque desde que está con mamá me ha cobrado de una manera despreciable todo lo que nos da.

Recuerdo bien la primera vez que me pidió un beso, estaba muy pequeña no sabía nada de la vida, sus manos por mi cuerpo, su pito en mi trasero cada que tenía oportunidad, pero nunca pasó del exterior, nunca abuso realmente de mi.

 Vine a tener conciencia de que lo que este me hacía ya hasta muy grande, ya no importaba, me había acostumbrado, y mi mamá estaba de por medio, además mi pequeño hermano, mi esperanza es que este nunca tomara su ejemplo para la vida, sería desgraciado de ser así.

 yo no quería que sufrieran, para mí lo eran todo, así que siempre me quedé callada, considero que soy experta en mentir, no titubeó, no bajo la mirada, por el contrario, lo hago con confianza y mirando a los ojos, lo mismo con la verdad, tampoco titubeó al decirla a las demás personas, menos a mis padres, el me da miedo, a mi mamá no la quería hacer llorar, ese es mi gran secreto, uno que llevaré a la tumba.

 mamá nunca se ha enterado de tal atrocidad, aún así, hasta que tuve 16 años yo era igual de sumisa que mi madre, pues ese hombre tenía todos los defectos, de una manera bipolar, por qué unos días era el padre ejemplar, otros un demonio y otros me tocaba, no sé que pasaba por su mente, pero desde esa edad su toque me empezó a dar asco, antes no sentía nada, no me inmutaba, pero después algo en mi cambio, empecé a sentir odio, un odio enorme por el, por sus manos, sus actitudes todo, ví la verdad, un maldito abusador, que gritaba e insultaba a mi madre, machista, y maltratador de animales, si, a mi madre le gritaba, pero nunca le llegó a poner un dedo encima, hay de mi si lo hubiera hecho, no me hubiera podido controlar, alzaba mucho su voz cuando no estaban de acuerdo con el, siempre un grito acompañado de un insulto "boba" "aguevada" y demás cosas que le decia mi madre y en ocasiones a mi.

 mi mamá se quedaba callada y solo le daba la razón, la mayoría de mi personalidad la heredé de ella, no entiendo en qué momento se volvió tan sumisa, a mí me daba miedo enfrentarlo así que lo ignoraba y me iba a cualquier otro lugar de la casa para no escuchar sus alegatos.

Un día lo vivió a hacer, en este año, ante mi cambio también disminuyó la manera constante en la que me tocaba, así que, solo lo hacía de vez en cuando, otra vez lo hizo, no sabía nada de darle asco, aún con mi periodo le gustaba acariciarme, pero en esos días en especial, se concentraba en mis pechos, "un poquito" decía y succionaba mi seno totalmente, así duraba el tiempo que pudiera en su oportunidad, de un pecho a otro, que asco me daba.

Esa vez hizo lo mismo,yo estaba en mi habitación, mi madre no estaba ese día en la finca, por qué si, vivo en una finca, a las afueras de la ciudad de Medellín,  tenía el periodo, no vio reparó en eso, entro a mi habitación, al menos el no esperaba que lo tocará, simplemente dijo esa frase, esa maldita frase "un poquito" subió mi blusa y empezó a lamer y chupar, me miraba, creo que esperaba una expresión de placer de mi parte, pero yo estaba sumida en mi celular, el bajo su mano, roso el borde de mis bragas, y dejo un beso ahí, me volvió a acomodar la ropa y salió, se dispuso a hacer su trabajo de campesino.

Tenia asco por mi misma, con rabia apreté el celular, una lágrima rodó por mi mejilla, aproveche que era de mañana y no me había bañado, salí de mi habitación con todo lo que necesitaba y me metí a bañar, cerré la puerta con seguro y mientras el agua mojaba mi cuerpo yo lloraba de una manera desolada, odiando mi vida.

últimamente la convivencia con mi mamá había desmejorado, peleas y más peleas, mi hermano empezaba a ser tan machista como mi padre, en términos del "son mujeres ustedes lo hacen todo", quería a mi hermano pero a la vez también me daba asco, así que también eran constantes las peleas.


Ese día pensé mucho, solo podía hacer eso, odiaba el ser tan sumisa, pronto llegó mi mamá, aproveche y dormi todo el día hasta la hora de la comida, luego como todos los días se rezaba el rosario, era sagrado, ¿como un hombre que podia hacer eso podia orar a Dios? creo que esa es una de las razones por la falta de creencia en un Dios, que no me salvó de tal ruina, de tan desdichada vida, rezaba si, por obligación, no por gusto.

Tenía una pequeña cachorrita llamada Mía, iluminaba mis días, tan hermosa, o bueno, aún lo hace, ese día ella estaba tranquila en el suelo, en uno de los tapetes de lana a un lado de la cama, ese hombre tuvo un ataque bipolar, no lo sé, veces anteriores la veía ahí y hasta bonita la veia, aquella vez tomo una correa y le pego tan fuerte que sonó por todo la casa, la perrita salió corriendo y yo detrás de ella para tratar de cesar su llanto acariciándola, me llamaron y tuve que entrara, ví la carita triste de mi pobre Mía cuando la deje ahi afuera.

La noche continuo normal, me despedí de mi madre para acostarnos a dormir, ella, aunque peleaba tanto con ella, era el ser que más amaba, su enojo no duraba mucho, en la noche me daba mi beso de despedida junto con una bendición, esa noche lo hizo igual, solo que yo nunca me dormía a esa hora, después de que ella se iba, yo prendía la luz, hacía ejercicio, veía videos, mil cosas, era mi parte favorita, de las 24 horas del día, era libre...

Aquel dia cuando por fin apague la luz eran ya cerca de las 3 de la madrugada, estaba viendo una peli, me acerque y cerré las cortinas de la ventana y entonces lo ví, una luz, roja y amarilla, pequeña, tipo la película de Valiente, cuando Mérida encontró la luces brillantes, admito que mi piel se erizo del susto durante un momento, yo era muy miedosa; pero me hacía creer a mi misma que no,todo es mental.

La curiosidad fue más fuerte y salí, no sé cómo no hice ruido para salir sin despertar a nadie o se dieran cuenta, con mi linterna y mis pantuflas de gatito me sentía empoderada para salir a ver aquella cosa tan rara.

Camine, y llegué a dónde la había visto, ya no estaba, cuando me dispuse a volver, el ruido de una rama rompiéndose en un guadual junto a la casa me alertó, trague grueso, toda mi valentía se había ido, voltee despacio, casi me desmayo cuando ví una pequeña serpiente a mi lado, blanca y negra brillante, odiaba las serpientes, me daban miedo.

Roso mis pantuflas y emprendió camino hacia el guadual, yo me quedé para viendo cómo se iba, cuando está se dió cuenta volteo de nuevo a mi, como esperándome, estaré loca, juro que hizo una seña con su cabeza para que la siguiera y eso hice, hacía mucho frío y yo no me había traído ni un abrigo, me adentre más en el guadual, la serpiente llegó a un lugar, dónde se encontraban piedras brillantes en el suelo, entonces desapareció, se desvaneció ante mis ojos, quise gritar, no se por que no lo hice, me acerque, quería morir, por fuera muy valiente, por dentro estaba que me orinaba del susto.

Había un pequeño baúl sellado por algunas cadenas, toque su borde, había un idioma que yo no entendía, de pronto las letras cambiaron, se formó la frase "de la luz nace la oscuridad y de la oscuridad la luz"  la lei en voz alta, cuando lo hice senti a alguien tras de mi, quería desmayarme, cuando voltee no había nadie, ya paranoica, tome mi celular a quien misteriosamente se le apagó la linterna.

Estaba apagado totalmente, parecía sin batería, maldije para mis adentros, entre la poca luz me acostumbré a la oscuridad y observé el lugar, la verdad no venía una mierda pero hacía el esfuerzo, camine unos pasos hacia adelante, no había nada, solo se escuchaba el viento, voltee hacía el baúl y lo ví, un hombre, vestido de traje negro, uñas largas, dientes filosos, aunque elegante muy aterrador, me sonreía, estaba sentado sobre el baúl con sus manos sobre sus piernas entrelazando sus dedos.

Me miraba, sus ojos rojos como la sangre, retrocedí y tropecé con algo, cai de trasero sobre un tronco, me dolió hasta el alma, el soltó una carcajada, lo ví sacar su lengua larga, demasiado, no era humano, se levanto y tan rápido corrio hacia mi que cuando reaccione el ya estaba sobre mi, con su mano en mi boca tapándola para que no gritara, ya estaba yo llorando, sentí su lengua fria rozar mi cuello, lo escuché saborear me miró he hizo que lo mirara, sus ojos me llenaban de terror "estás deliciosa" dijo y yo me congelé del miedo....

Descendientes Del Mal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora