Capítulo 3

13 6 0
                                    

Hace muchos años realmente sentí eso llamado amor, bueno muchos años no, 16 para ser exactos, una joven hermosa, llena de vida, su luz sobresalía entre todas, un ángel, la observaba desde lejos, ¿como un ser como yo, podría aspirar al amor de tan bella alma?
tenía el don de atraer a cualquier mujer, menos a ella, deseaba su amor, no su pasión.

parece que era muy malo para espiarla por qué no tarde mucho en darse cuenta, me recibió como su amigo, pronto me volví mucho más, bajo un árbol hermoso la hice mía, totalmente mía, ella sentía lo mismo que yo, todos mis sentidos me lo decían, podía sentirlo, de una manera desenfrenada no tome en cuenta mis acciones ese día, medite abrazado de ella bajo ese árbol, ambos desnudos, tanta felicidad no podría durar para siempre, ella, aunque no le había dicho nada sobre mi, no sabía mi verdad, lo presentía, me lo hizo saber cuándo depósito un beso en mis labios y me dijo aquellos que más temía "debes volver a tu mundo y cumplir con tu deber" había tratado de ser tan precavido con mi verdadera forma, algunas cosas se me salian de control, admito que un par de veces los ojos rojos, o mis uñas no ayudaban "no me temes" le pregunté, ella me respondió que no "por qué he de temer a quien me ha dado los momentos más maravillosos de mi vida" la abrace, al día siguiente con un dolor inexplicable la tuve que dejar ir, o ella me dejó a mi, una carta fue su despedida, sabía que yo no podría dejarla, no quería hacerle daño, pero tampoco quería perder aquella felicidad, mi ser se oscureció, mi furia se sintió en la tierra, volví a mi infierno, la tentación me gano un año después, la busque entre cielo y mar, lo único que encontré fue una mujer, quien dijo que mi amada había muerto en el parto de una bebé, me destroce por dentro, aquella mujer dijo que la amaba como a su hija, ¿quien era yo para quitarle tal derecho a quien había ayudado a mi sangre? en mi infierno no había cabida para una dulce niña, lo único que hice fue dejar un beso en su frente, era idéntica a su madre, me aleje, no volví a saber de ella sino hasta hace muy poco, la mujer que la cuida nunca le hablo de su madre biológica, nadie le hablo sabiendo que era adoptada, por el contrario, ella que había prometido cuidarla la desgracio al casarse con un hombre despreciable que le hace daño, su mente oscura empieza a florecer, quiere la misma libertad que yo quise, mis mismos pensamientos, mi hija sin duda alguna acerada en una máscara de niña buena, hoy, la considero lo suficientemente apta para saber la verdad y verla, decirle esto, y pedirle vuelva conmigo, tome su lugar, lugar que debió tener desde un principio...

—que historia tan más triste—dice Carolina llorando—entonces quieres que yo hablé con tu hija, lo haré, un padre y una hija deben de reencontrarse, te apoyo—dice con nostalgia

en definitiva es tan inocente como su madre, a ratos creía que estaba medio pendeja, ahora lo confirmo

—no me estás entendiendo

—ah no? —pregunta desconcertada

—acabo de contarle toda la historia a mi hija

—Donde!!!—pregunta confundida

—Carajo—dice estresado— tu no captas indirectas verdad

—eh? que?— piensa un momento y luego tapa su boca sorprendida

creo que por fin entendió aunque quedó sin palabras, no encontré mejor manera de decirle, ella se levantó como un resorte y se tambaleo, cuando me acerque para sostenerla tenía lágrimas en sus ojos, pronto cayó desmayada en mis brazos, tan tierna, tan linda, la tomé entre mis brazos y la lleve a su casa, los perro aullaban al verme, entre, la dejé en su cama, la arrope, limpie sus lágrimas, un cabellos oscuro y largo, una belleza inigualable, de nuevo bese su frente desbloqueando así lo que en primer lugar quise ocultar, su gran poder, desde pequeña sentí su potencial, un beso que sella, otro que libera.
se volteo sobre la cama y me dió la espalda dejando a la vista una marca que empezaba a formarse en su cintura, era un lobo, el mío era una serpiente, yo lo tengo en mi espalda, es mi forma, y la de ella será un loba.

la.volvi a arropar, deje aquel baúl que contenía todo lo que necesitaría, al menos para controlarse, supongo que no querrá bajar al infierno conmigo, tampoco quiero eso, pero no me puedo arriesgar a dejar el infierno solo en este tiempo de crisis dónde la maldad y la culpa están presentes más que nunca, un pequeño manual, dinero, tarjetas con más dinero, un celular con más instrucciones, una carta explicando mi ida, y el como tiene que llamarme, era todo, la tendría que dejar de nuevo, sería decisión de ella, ya su fuerza ni sus deseos se esconden más, espero, que lo pueda controlar

Descendientes Del Mal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora