Mi vida, un diluvio sin ánimos de cesar, aún en la cima más alta de la montaña la oscuridad llega, te destruye, te deja en soledad, siemplemente te muestra la realidad que siempre trataste de ocultar...
Me desperté bañada en sudor, me había dormido sobre el escritorio del despacho, las pesadillas volvían a mi mente mientras quitaba las hojas pegadas a mi cara, vaya manera de despertar.
Me di una ducha rápida, las 4am, no demore mucho, me tenía que poner el disfraz, ¿por qué? Solo supe el de mi cara, deje mi cuerpo libre de una manera discreta bajo ropa bastante holgada, desde pequeña me gusta variar en estilos, nunca perdura uno solo, un día soy gótica, otro día parezco princesa, otro la típica chica de ropa holgada, o otros simplemente me quedaba en pijama, una vida corta, demasiados estilos y cosas nuevas por probar...
No desayuné, no tenía ganas, no pude ver a mi familia comer; me atacaron las náuseas, estaba mal, muy mal, aunque no lo pareciera, ahora el estrés se empezaba a apoderar de mi, el tener que repirmirme me estaba cobrando facturas.
En el colegio todo empeoró, el día estaba opaco, parecía que el cielo en cualquier momento rompería en lluvia, entre al salón, las clases no me parecieron llamativas, mi compañera de mesa en repetidas ocasiones me decía que me veía muy palida, y era verdad, me sentía fatal
Trate de comer lo juro, en la cafetería, mil cosas deliciosas me daban asco en ese momento, apenas entre tuve que salir, el olor realmente me incomodaba, no estoy embarazada, nunca en mi vida he tenido sexo, no es que necesite el verdadero amor para hacerlo, pero si alguien que me genere las ganas, hasta ahora no ha nacido el primero o no lo conozco.
Paseaba por los pasillos, había una pequeña llovizna que había espantado a todos los alumnos del jardín, a mí la verdad no me importa, soledad, paz era lo único que necesitaba, me senté bajo un árbol, el viento jugaba con mi cabello, las hojas caían y la llovizca me remojaba. Escuché la campana sonar, era la siguiente clase y yo no me pude levantar, o no me esforcé.
—no deberías de estar en clase?—pregunto una voz conocida
Con cuidado abrí un poco mis ojos, ahí estaba el, Stiven parado frente a mí con varios libros en la mano, mirándome con reproche, yo como toda curiosa mire un poco más, camisa negra ajustada, unos da jeans no muy ajustados pero si lo suficiente para marcar un bulto en su entrepierna, me puse roja, no disimule nada ni quitaba la mirada, el lo noto, mierda sonó la garganta incómodo.
—me siento mal
Me límite a decir, las palabras no me salian, ya la cabeza me daba vueltas
—estas muy roja—dice preocupado
Se agachó a mi altura y puso su mano en mi frente, ahora no creo que el calor de mi cara sea solo por enfermedad
—te puedes parar?
Negué con la cabeza, realmente no podía
—bien—dice y pone todos sus libros en las piernas de Carolina
Ahora que hacía este loco? Quiere que lea justo ahora? Ohh nooooo!!! Me tomo entre sus brazos y me alzó con mucha facilidad, si pudiera definir su toque diría que es delicado. El caminaba conmigo en brazos hacia la enfermería que estaba al otro lado del instituto, no dure mucho, a los segundos me desmaye...
Me desperté, una luz blanca intensa me hizo arder los ojos, cuando me acostumbré me di cuenta de que estaba en una camilla con suero, al frente sentado estaba el, leyendo un libro, se veía tan uffff, noto que lo miraba y me sonrió
—gracias
Dije y al instante volvi a caer en un sueño profundo...
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Descendientes Del Mal
De TodoCarolina, ella es una chica pobre, con un alma triste, encerrada bajo las reglas que imponían sus padres, una "chica buena" se esforzaba por ser siempre la mejor, perfecta, en realidad, muy en el fondo, las reglas la atormentaban, deseaba libertad...