𝑪. 𝟿.

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Okey, me haré la loca y fingire que Tom no se fue a dormir conmigo a las tres de la madrugada y después se fue.

No puedo con ese chico.

Llevaba una media hora intentando despertarlo, ¡y no se despertaba! ¿¡que mierda hacía!?

—Tom, sh.

—¿Hm?— gruño.

—Despierta.

—No— nego, sonriendo. —Ven aquí...— su brazo rodeo mi cintura y me arrojo hacia el.

—Tom, esper...-

Una de sus grandes manos se metió debajo de mi camisa holgada, acaricio mi cintura mientras sus ojos estaban cerrados y sonreía...

—¡Oye!— trate de detenerlo, pero ni si quiera se movía. —¡Llegaremos tarde al aeropuerto! ¡Por tu culpa!

—¡Ush!— se levantó de mala gana, dándome mala mirada. —¡Entonces, salte y dejame cambiarme!

Me levanté y camine para salir, pero jalo mi brazo bruscamente, haciendo que cayera en su pecho.

—Que buena excusa para tocarme, eh— soltó una estúpida risa, mirándome con atención.

—¡Ayñ, eres insoportable!— trate de safarme de su agarre, pero fue imposible ya que tomo mis muñecas con fuerza.

No puedo con este tremendo hombre. Olvidense que era mi paciente, ¿bien?

—No dije que quiero que te vayas— tampoco puedo con sus cambios de humor.

—Tom, acabas de decir que me salga de tu hab...-

—Sh, sh, sh— tapo mi boca. —¡¡SH!!

Me callo.

Sus manos bajaron hasta llegar a mis caderas y apretó estás a su gusto, mientras escondía su cabeza en mi cuello.

No puedo con este hombre, ¿ya lo dije?

—Tom, debemo...-

—Dije que guardes silencio, sh— volvió a callarme. —¿Porque dejas que te toque, eh?

—¡Ash!

—¡Ayñ!— me imitó, burlón.

—¡Tom, ya! ¡cámbiate y vámonos!— trate de salir de su habitación, pero de nuevo me detuvo.

—Pero, espérame aquí, porfis.

—¡Ush!— me senté en la esquina de su cama a esperar que se cambiara. Me cruce de brazos, viendo como literalmente se movía como tortuga.

Esto es una tortura.

Saco sus pantalones de un cajón (después de treinta minutos), y lo primero que se le ocurrió fue lanzarmelos en la cara y burlarse.

Solté un suspiro cansador, apunto de morirme. Antes de que pudiera parpadear, lo vi corriendo hacia mi con una sonrisa estúpida.

𝗟𝗢𝗖𝗢 | 𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora