𝑪. 𝟷𝟹.

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—¿Que me han encontrado? ¿Que, cómo?— rápidamente estos me voltean, golpeando mi pecho contra la pared fría.

—Sabes muy bien lo que has hecho— este carcajeo. Me puso las estúpidas esposas en mis muñecas, para después tratar de subirme al auto de policías.

—¡Hey! ¡No, no..!— sabía perfectamente lo que hacía hecho, pero en este momento donde estába apunto de follar con Bella no, porfavor.

—Es tarde, Kaulitz— este solo ríe, metiéndome al auto a fuerzas.

Ni si quiera quería pelear ni defenderme, no tenía la fuerza suficiente, me sentia cansado, agotado...

El auto de los policías arrancó, solo pude mirar atrás y observar a Bill gritando que no me llevarán.

Me partía el corazón en mil pedazos dejar a mi hermano y a Bella allí, pero lamentablemente no podía hacer nada.

—Tienes veinte minutos— hablo uno de los policías, cerrando la puerta de color gris, y desgastada detrás mío.

Solté un suspiro cansador y, eleve la mirada, para ver a Bella con una cara de molestia notable.

Me senté en la silla que estaba frente mío y tome aquel teléfono negro para poder hablar con la chica de cabello oscuro, unos ojos hipnotizantes, unas preciosas pecas, sus labios de un tono rosa completamente natural... Bella.

—Hola, Bella— ladee mi cabeza, observando cada rincón de su rostro detrás de aquel cristal.

—Ni si quiera quiero hablar conmigo, ¿sabes? Puedes irte mucho a la mierda...— hablo, sin ninguna expresión en su rostro.

—Lo sé, yo también estoy muy bien— dije con sarcasmo y sin olvidar mi pequeña risa.

—Dime que hiciste.

—Nada— mentí.

—¿Entonces, por que estás aquí? ¿Por respirar?— bufó, agotada.

Yo sabía que Bella ya no me soportaba.

—¿Tal vez?— bromeé, carcajeando levemente.

—No hay tiempo para tus estupideces...— deje de reír y sonreír al ver que está iba muy en serio conmigo. —. Dime qué hiciste, no tengo tiempo.

—Nada— volví a mentir mientras rascaba mi nuca, nervioso.

¿¡Que hacía en estos casos!? Decirle: "Si. Me trajeron acá por qué asesine a la gente del hospital psiquiátrico por qué las odiaba por como me trataba, je".

Les juro que eso estaba apunto de decirle.

—Se cuando estás mintiendo, y justo ahora lo estás haciendo— me apuntó a través del cristal transparente. —Si no me dices que has hecho, me largare de aquí y no rogare por qué te saquen... ¿oíste?— realmente, se veía molesta, enojada y cansada de que siempre este dando problemas.

¿Y quién no lo estaría?

—Asesine a gente, je— solté una risa, cabizbajo. —Por eso estoy acá.

Está tomo un respiro, mirándome de arriba abajo, barriendome. La puerta que mencioné anteriormente, se abrió, dejando ver al policía con cara de culo.

¿¡Pasaron veinte minutos!? ¡Imposible!

—Fue suficiente. Podrán hablar más mañana...— hablo el policía, tomándome de los brazos para levantarme de aquella silla.

—Vete a la mierda, Kaulitz..— dijo Bella, antes de levantarse e irse sin un 'adiós'.

—¡Claro! ¡yo también te amo!— grite, con sarcasmo.

𝗟𝗢𝗖𝗢 | 𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora