𝑪. 𝟹.

3.1K 258 174
                                    

Aclare mi garganta mientras salía de la habitación de Tom. —Oye, ¿podrían quitarle la camisa de fuerza?

—¿Para que?

—Necesito que se la quiten...

—Bella, en cuanto le quitemos la camisa nos matara. Es mejor así.

—No, no lo es— insistí. —Porfavor, ¿me ayudarías con eso?

—Bien— solto una risita. —Vere que puedo hacer...

—Muchas gracias, de verdad.

¿Yo? Yo estaba emocionada por ir a ver a mi paciente de nuevo e ir a llevarle galletas.

Ignoren que dije que me caía mal, okey. Ya me cae bien.

Le llevaba galletas de absolutamente todo, y también le llevaba una pequeña agua, por qué si no se iba a ahogar, y yo no queria eso, no.

Yo soy una persona rara, de esas que agarra cariño muy fácilmente.

Estaba en frente de aquel hospital dónde se sentía todo tétrico, raro, mala vibra. También, estaba decidida a quedarme un poco más de tiempo con el. Ayer me sentí mal por lo que le dijo Liam.

El último mencionado siempre es el primero que me esta esperando, en la entrada del hospital. —Hola, Bel— sentí como su mirada recorria cada rincón de mi cuerpo. —Esta vez llegaste más temprano— soltó una risita.

—Hola, Liam. Si, llegue más temprano— sonreí, persiguiendolo hacia la habitación de Tom.

—Bella, le quitamos la camisa de fuerza, es mejor que me quede afuera para ver lo que pasa, ya sabe...-

—No, Liam. Estaré bien. Te hablaré si necesito ayuda— hable.

—Bien. Disculpa que te diga esto, pero te vez muy bien— ladeó su cabeza, sonriendo. Sentí un leve escalofrío recorrer mi cuerpo.

¿Que verga? ¿Como dijo?

—Ah, gracias, Liam— dije mientras el cerraba la puerta e yo entraba a la habitación.

La puerta se cerró, y Tom solo estaba mirandome fijamente, con sus cejas alzadas, asintiendo.

—Fingire demencia y diré que jamás escuché a Liam decirte "te vez muy bien". Si, te vez bien, pero, ¿por qué lo dijo? Lo veo como una falta de educación— solté una risita al ver lo que dijo, pero a él no le pareció muy gracioso, estaba serio, esperando a que me sentara. —No le veo lo gracioso, pecosa.

Me senté frente a la silla que estaba, mientras el aún tenía una mirada... extraña.

—Primero un saludo, ¿no?

—Bueno... Hola, señorita de preciosas pecas, ¿me dejaría partirle la cara al hombre que le dijo que se ve muy bien? Claro, se ve increíble, pero su comentario está muy fuera del lugar— hablo rápido, sin quitar la mirada de encima de mi.

—¿Apenas te quitan la camisa y tu ya quieres pelear?

—Si— respondió sin mostrar ninguna emoción en su rostro. —Gracias a ti me quitaron esa cosa horrible, te lo agradezco.

𝗟𝗢𝗖𝗢 | 𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora