𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑰𝑰𝑰

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-¡Ayuda por favor! - Lance un grito ahogado, nadie estaba ahí para rescatarme.

El sueño se volvía cada vez más pesado al pasar el tiempo, estar sola me inmovilizaba mas.

¡Despierta estúpida!

El vapor era oscuro, y no podía moverme,¿¡ que estaba ocurriendo!?

Y allí estaba, media muerta supongo. No sentía el cuerpo y solo quería vomitar de la cantidad abrumadora de humo.

Al abrir los ojos pude ver como el humo ocupó toda mi habitación y colores brillosos se asomaban por debajo de mi puerta.

En efecto, mi departamento estaba en llamas y yo solo estaba paralizada.

-¿Que hago? ¿Qué se supone que debo de hacer?- No estaba más que estática en la cama, tan solo quería gritar y llorar, realmente estaba asustada.

Hasta no se por que, que al oirá algo caerse de manera abrupta, me alivio por un segundo.

-¿¡Hola?! ¿¡Hay alguien en esta casa?!- Quede más helada cuando escuche el grito de un hombre. No supe responder.

-¡Responde Carajo!- la puerta de mi habitación callo, igual que yo.

...

-¿Puedes oírme?-

-Estoy aquí...-

Juro estar en el cielo, todo era blanco y luminoso, pacífico y divino...

Me quedaría aquí, lo juro.

Pero escuche algo, no se que es.

-¿Se encuentra muy grave, doctor?-

-La verdad que no, solo callo inconsciente, pero esta muy bien.-

-¿Necesita de algún tratamiento? quizá, como no hay heridas externas, las pueden haber internas, ¿no es así?-

-Ya le dije que se encuentra en perfecto estado; y si, a todos nos shockea un incendio. Pero no es algo que logre traumatizarla emocionalmente, no hay nada grave. -

No entendía, pero sentí el calor de una mano grande y fuerte, que posaba en mi brazo.

esa voz, juro haberla escuchado, tan suave y hermosa.

quiero ver, debo ver.

-Relájese señorita, todo esta mas que bien aquí..- Aquella mano, se encamino hacia algunos de mis mechones que se encontraban estorbando parte de mi vista.

Con esfuerzo entreabrí ojos, y no, no era posible.

El estaba aquí, pero, ¿Qué mierda hace aquí conmigo?.

-No se atreva a alterarse, ¿me escucho?-.

No entendí en que momento pero, sentí una leve molestia en mi antebrazo, algo así como un escalofrió dentro de mi, me recordaba a esas vacunas que mamá me daba de pequeña para dormir...


Mi cabeza hacia presión, mis piernas se encontraban frágiles y lo único que podía sentir en mi rostro era mi nariz con un olor infernal a quemado y alguna especie de tubito pequeño dentro. Mis manos eran pesadas, especialmente la derecha, y para entender, moví un poco la cabeza y vi como me tenían con anestesia. Por eso estaba tan tonta.

Y esto no era suficiente, el tipo con el que había chochado el día anterior, era el tipo que estaba al lado de la camilla en la que yo estaba recostada, con los brazos cruzados y sin dejar de mirarme. Y no estoy muy segura, pero se que anteriormente me había dicho algo. Algo así como que no me atreva a asustarme, ¿puede ser?, de seguro lo soñé.

Desdicha Aventura; Débil CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora