-¿Podrás ir?- Me pregunta Gavrel.
-Si es para hacer lo que he planeado, por supuesto- Conteste.
Estaba vestida de oficina en esta ocasión, tenia que ir al "El Gran Palacio del Kremlin" ha presenciar una junta directiva del equipo del candidato a presidente por segunda vez. Me infiltraría como periodista para tomar nota para las noticias de Moscú, o en realidad para el periódico de la capital. Sinceramente, estaba muy nerviosa, jamás había echo una entrevista en mi vida y nunca me había metido en la política: menos me había infiltrado como periodista para entrar en una casa de gobierno a espiar.
Habían pasado dos semanas desde que me arrastraron hasta aquí, y dos semanas o un poquito menos desde que Caesar no me hablaba. Hace aproximadamente 4 días que no lo veo por aquí, ya no hay olor extraño ni olor a tabaco armado, y la verdad me estaba haciendo dudar al respecto. Me molestaba el hecho de que hay desaparecido, era irónico porque parecía que el no se separaba de mi lado, pero por lo que noto y me doy cuenta, soy yo la que extraña su presencia.
-Ve a la entrada de atrás, y espera al chofer. Te llevaran en un coche modesto, ni tan extravagante ni tan insulso.
-Esta bien, nos vemos a la noche- Me despedí.
Baje escaleras abajo y me dirigí hacia el comedor, tenia que salir por la parte trasera de la cocina porque así, según Gavrel, era menos sospechoso por si alguien del exterior nos veía. Estaba nerviosa, de vez en cuando al caminar me doblaba el tobillo por los tacones en punta, no niego que no me gusten, me encanta verme mas alta y demás, pero hoy no era el día.
Salude a la mucama mientras paso por al lado mío, me termine enfrente a la puerta donde tenia que salir, iba a fijarme la hora en el reloj de mano que me dieron cuando una voz pesada me interrumpió.
-¿A donde estas yendo?
Baje la muñeca y rápida me di la vuelta para mirarlo. Lo extrañe. Extrañe ver sus ojos rasgados y su perfume caro, extrañaba su voz y que, fuese siempre desafortunada su aparición.
-A trabajar- conteste sin mas.
-Ah, y has conseguido trabajo así de la nada -
Apoyo sus antebrazos sobre la isla de la cocina, me ponía nerviosa que no me quitara la mirada de encima. Me miraba molesto, no lo comprendí.
-¿Que sucede? No he sabido absolutamente nada de ti en estas ultimas dos semanas, no tienes rostro para venir a reclamar nada, nos vemos - Conteste firme y me fui.
Un hombre me estaba esperando con la puerta del coche abierta, le sonreí amablemente y me subí a la parte trasera del auto. Me alegro verlo, no lo negare. Me sentí como una niña pequeña enamorada, su presencia siempre era inoportuna e inesperada. Me pregunto donde habrá estado estos últimos días, si ceno, si durmió bien ya que jamás lo veía dentro del hogar: aclarando que, su habitación estaba enfrontada con la mía y siempre estaba con la puerta abierta y el silencio le era par. ¿Por que no era capaz de hablar conmigo y aclarar las cosas como eran?.
-Señorita, llévese esto, por favor- El conductor del auto me tendió un objeto.
Era un cuadradito pequeño color negro, tenia un plástico por detrás que parecía ser algo para abrochar en la ropa.
-Póngaselo en la camisa debajo del traje, manténgalo escondido toda la entrevista.
Asentí y lo abroche en la hilera de botones de la camisa, no pregunte si estaba prendido porque supuse que si. Y el resto del viaje por la ciudad de Moscú fue silencioso, estaba intentando hacer memoria por sobre las preguntas que tenia que hacer, que era lo que tenia que anotar y que cosas eran a las que mas atención debía prestar. No sabia el nombre del candidato, pero si sabia que su propuesta era basada en el fraude y una falsa edición constitucional, como resultado daría un descontento social, pero eso no era lo mas importante.
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Desdicha Aventura; Débil Corazón
RomanceUna mujer australiana a causa de un destino incierto, será llevada a los brazos de un ruso que hará todo para que ella no escape de su lado. ¿Maggie será capaz de huir? O, ¿ignorara cualquier señal de libertad para escaparse de los brazos de su hom...