11-Encuentro

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Era el rey mirándome con cara de pocos amigos.

No me lo podía creer, con todas las personas que hay me tenía q chocar con el rey ¿enserio?

Él , al ser tan alto, no sé había hecho daño, y yo me había chocado en su pecho porqué era súper alto, aún yo siendo bastante alta.

-¿Qué haces?-dijo empujándome.

Estaba sólo, lo cual me extrañaba, ya que siempre tenía a sus sirvientes o alguien de perrito faldero, pero en ese momento no era así.

Entonces me vio la ropa y ahí entendió todo.

Cerró la puerta y dejó el armario cerrado.

Ahora que me daba cuenta había una foto de él en un campo, ósea ésta era su habitación y eso explicaba porqué no había nadie.

-Todo tiene una explicación, lo juro- dije tartamudeando.

El Rey me miró con una ceja alzada y con superioridad.

-Adelante, cuéntame la historia- dijo mientras se sentaba en la cama.

No sé porqué me hace explicárselo, él sabía que era mentira, que me devolviera a la cárcel o algo, pero se le veía bastante enfadado.

No me había fijado mucho pero estaba bastante atractivo, sus rizos definidos y su traje, que con esa ropa no parecía ni rey.

-Pues mira, todo empezó...-empecé a decir cuando corrí sin mirar atrás pegando un portazo.

Sentía al rey corriendo detrás de mi, no me dejaría escapar y seguro me dejaría en la cárcel si me pillara o mucho peor, me sacrificarían.

Corrí por los pasillos hasta que algo agarró mi muñeca .

Me giré y era él con una cara que me dio hasta miedo.

-No vuelvas a escaparte de mí, no tienes otro lugar, así que más te vale estar quietecita- dijo

Odiaba cuando me daban órdenes y más de un prepotente como él, así que le pegue un empujón y ese gesto fue la gota que colmó el vaso.

Se me quedó mirando fijamente a los ojos, y yo me fijé en los suyos y eran verdes como los míos.

-Déjame en paz, llévame a la cárcel o si quieres sacrifícame pero tan solo déjame-dije con un tono bastante elevado.

No sabía cómo le estaba hablando así al Rey pero lo estaba haciendo.

Él me miró con cara de confusión no creo que estuviera acostumbrado a que alguien le alzara la voz, la verdad.

-Tengo que pensar que hacer contigo- dijo.

Respiré aliviada, por lo menos su primera opción no era sacrificarme.

-¿Tengo que volver a la cárcel mientras lo piensas?-dije.

Ojalá que no, ya que no me gustaba nada el sitio, la comida y la biblioteca estaban geniales pero no quería eso.

Él se quedó pensativo, lo que no me dio esperanzas.

-Te puedo asignar una habitación de invitados, siempre y cuando no prefieras la cárcel-dijo- pero sigues siendo una criminal así que tendrás guardia vigilándote.

-¿Criminal? A mí no me lo parece, pero bueno- dije.

Él me miró con la ceja alzada.

-Bueno tienes razón, venir accidentalmente a este estupendo reino ha sido un crimen-dije e hice una pausa- Bueno no, un súper crimen.

EL REINO PERDIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora