9| Encerrada

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Los guardias me cogieron del brazo, intenté poner fuerza pero se me hacía imposible porque eran demasiado fuertes.

Casi me arrastraron por toda la sala y al llegar a la puerta para salir dije:

-Puedo caminar sola, gracias.

Los guardias me miraron diciendo cómo "¿enserio?", además uno de ellos era el mismo guardia que le pegué un codazo así que no creo que me dejara.

Y encima estaba yendo a prisión, era como una criminal, y no podría irme así porque sí.

El camino hasta las celdas de la prisión fue larguísimo y cansado, ahora agradecía las vueltas que nos hacían hacer en el taller de vampiros que nos ponían en forma.

Mientras me agarraba de los brazos para llevarme a mi destino pude observar mejor el castillo.

Podía ver que al Rey le encantaba el arte, dudaba que lo hubiera hecho él ya que tenía gente para todo.

Muchas cosas eran de cristal como el baño y daba la sensación de estar muchos siglos atrás.

-Ahora vamos a bajar las escaleras para ir a la prisión van a ser muchas, te lo digo para que estés preparada- dijo un guardia.

Asentí y seguimos caminando.

Cada vez que pasábamos por delante de alguien se me quedaba mirando y cuchicheaban algo, no le daba mucha importancia ya que no servía de nada.

La energía se me acababa, quedaría una hora hasta que el sol se pusiera y yo estaba muerta de cansancio y de sueño, sólo quería dormir un poco.

-Este sitio es secreto, pasaremos la habitación y hay una puerta secreta y después las escaleras, no puedes contar esto a nadie-dijo un guardia con tono amenazante.

Entramos a una habitación que era como otra habitación del castillo, la cama hecha era blanca y los muebles marrones.

Había una estantería con cosas varias: piedras de colores, algunos libros, papeles, etcétera.

Estaba casi toda llena de libros de colores que combinaban con la habitación, lo cual era raro ya que no era el color normal de los libros eran todos marrones y lisos.

El guardia me arrastró con él y tocó un libro y se abrió la puerta, no me sorprendió ya que en muchos libros salía ese truco.

En el interior era todo color amarillo pobre, me adelanté un poco y me solté del guardia, él no hizo ningun movimiento ya que sabía que no podía escapar, miré bajo y fue como una patada al estómago.

Eran cientos de escaleras y no me veía capaz de bajarlas sola pero tenía que hacerlo, no me quedaba otra opción.

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Después de estar caminando 2 horas, que me parecieron infinitas en un silencio incómodo, llegamos a la prisión.

Había cientos de celdas que estaban todas desiertas y era un pasillo infinito.

Cada celda era un espacio pequeñísimo, tenían dos literas y un váter casi en medio de la habitación.

No sabía dónde me llevaban, lo único que sabía era que me estaban llevando a una celda específica.

Me parecía raro que no hubiera nadie en ninguna celda ya que había muchas..

-Hemos llegado, vas a estar con una chica en la celda y te recomiendo no hablar con ella-dijo un guardia parándose en seco.

EL REINO PERDIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora