Capítulo 8.

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Vicious.

Elizaveta Kuznetsova es una mujer fría e implacable, todos creemos que siempre estuvo esperando el momento en que su esposo finalmente muriera y la dejará como heredera a ella, porque incluso ni sus hijos tienen tanto poder como ella.

También tiene un fuerte sentido patriota y detesta a los extranjeros, así que sabía que no sería amable con mi esposa. Razón número uno por la cual no quería que me acompañará a la reunión, número dos porque son aburridas. Pero Zafiro esta en su época rebelde y estoy comenzando a entender que cuando no quiero que haga algo es mejor incitarla a hacerlo, eventualmente y solo por llevarme la contraria decidirá no hacerlo. 

Odio a Kuznetsova por haber interrumpido el momento más intimo que he tenido con mis esposa en cinco años, sin contar cuando me apunto con una pistola en la nuca para defender a mi cuñado. Hermosos momentos que algún día le contaré a nuestros hijos. 

—¿Por qué estas aquí?— me pregunta Dimitry entrando a la cocina— Déjame adivinar, te echo de la habitación. 

Efectivamente mi esposa luego de enfriarse y volver al ser racional que es, decidió echarme de nuestra habitación. 

—No— le miento— le estoy dando su espacio, estoy dejando que me extrañe. 

—Si no te extraño en cinco años dudo que lo haga por una noche— me responde. 

—Te amenazaría con matarte, pero sé que si hay algo que no valoras es tu vida, así que ya que le temes a las mujeres mañana te tocará ir a controlar a las bailarinas— arruga el entrecejo y rueda los ojos. 

A Dimitry si le gustan las mujeres, el tema es que tiene un trauma grave con ellas y no tolera el contacto físico con ninguna. ¿Sería capaz de dar la vida por una mujer que quiere? Claro. ¿Sería capaz de dejar que alguna lo toque? Imposible.

—Tu hermano parece muy a gusto con esa tarea— su comentario inocente me hace pensar en qué debo hablar con mi hermano, algo no esta bien con él del todo. 

Pero entre Maxim y Milenka, la más peligrosa es la última. 

—¿Algo que necesite saber?— le consulto serio. 

—Esta saltando de cama en cama de las bailarinas, efectivamente son prostíbulos así que no es sorprendente, pero si se esta tirando a todo el personal femenino no puede estar concentrado en cuidar en negocio— siento como la vena en mi frente comienza a latir. 

Lo mando a que demuestre que es un hombre y se comporta como un adolescente hormonal. 

—Mañana a mi oficina a penas lo vean, avisa al personal— asiente ante mi orden y me queda mirando— ¿Qué?— le pregunto molesto— ¿Quieres hacerme compañía?

—Si ni tu esposa quiere hacerte compañía, ¿por qué yo lo haría?— el hijo de puta no me tiene miedo. 

Eso pasa cuando tus dos hombres se transforman en tus mejores amigos. 

—Vete antes que llame a Sugar Candy y le diga que quieres verla— murmura una hijo de perra y se va dejándome en paz. 

Sugar Candy es una de las prostitutas del club Vendetta y es extremadamente pegajosa, también parece tener una debilidad con los hombres que la rechazan como Dimitry. 

Me quedo cerca de dos horas vagando por mi propia casa y cuando abro la puerta de la habitación, veo que mi esposa esta durmiendo, entro a la habitación. 

Con el menor de los ruidos me saco la ropa y la dejo en el sillón. Me muevo como si fuera a enfrentarme al enemigo más peligroso en la cama y me acuesto al lado de mi esposa. Duerme de lado y detallo su rostro, tiene pequeñas cicatrices que antes no tenía, muy imperceptibles pero yo la conozco a la perfección. 

Vicious Wedding © [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora