Capítulo 14.

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Zafiro. 

Me remuevo incomoda, sabiendo de inmediato que no estoy en mi cama o en la cama de Vicious mejor dicho, pero tampoco estoy en el granero que los mellizos me han obligado a dormir cuando su hermano sale de viaje las últimas semanas desde que nos casamos. Tampoco es el frío piso de las mazmorras o lo congelado del patio con nieve donde su tío me ha obligado a permanecer por días por faltarle el respeto de alguna manera que aún no puedo descifrar. 

Nunca fui valiente, Dom siempre me protegió en exceso quizás. Pero tampoco soy tonta, se que no he cometido ninguna de las faltas que se me acusa constantemente, es un castigo por ser Zafiro Greco, porque mi padre supuestamente mato a Artem y Milenka Sokolov. El mismo padre que se desentendió de la organización y de sus hijos hace mucho, lo que me hagan no podría importarle menos. 

Abro los ojos de golpe cuando finalmente reúno el coraje. Estoy en un hospital, ¿le habrá pasado algo al bebé? Me desespero al verme con tantas maquinas. Quizás en alguno de los castigos se les paso la mano y finalmente me han hecho daño más allá del psicológico y físico leve. El bebé es lo que me preocupa, me entere hace solo unas noches cuando mi periodo no bajo en los últimos dos meses. 

No le he dicho a nadie, estoy sola en Rusia, un mueble más. Porque ni siquiera soy una esposa trofeo, para mi esposo no existo salvo algunas noches. 

Me intento sentar en la cama, pero mis brazos fallan como si no los hubiera usado en largo tiempo, lo vuelvo a intentar y logro quedar un poco más a gusto en la cama de hospital. Miro a mi alrededor y presiono el botón al lado de mi cama, eso debe avisarle a alguien que estoy despierta o supongo. 

La puerta se abre minutos después de forma suave y entra una joven doctora, lleva el pelo corto y sus facciones son hermosas. Cierra después de que entre una enfermera con ella y se acerca a mi cama. 

—Señora Sokolova, me alegra que finalmente haya vuelto con nosotros— frunzo el ceño ante sus palabras. 

La única que alguna vez me ha llamado señora Sokolova desde que llegue a Rusia es Franka, la cocinera de la casa. 

—¿Vuelto?— le pregunto confundida— ¿Dónde estuve?

Me muestra una sonrisa empática mientras revisa mis signos vitales. 

—¿Se acuerda de lo que le sucedió señora Sokolova?¿Qué día podría ser hoy?— sus preguntas me confunden aún más y al ver mi rostro en pánico me calma— Son preguntas de rutina, no se preocupe. 

Asiento aunque no le creo nada, la vida me ha hecho ser excesivamente desconfiada últimamente. 

—No lo sé, yo lo último que recuerdo es estar en casa de los Sokolov en la habitación de invitados que me dejan usar en ocasiones— miro por la ventana viendo el sol— ¿No estábamos en invierno?— recuerdo que nevaba. 

La vuelvo a mirar ganándome una sonrisa tensa de su parte. 

—Dios que tonta— dice golpeándose la frente— nunca le preguntamos su edad a la persona que la trajo al hospital, ¿no Branka?— le dice a la enfermera quien no ha dicho una palabra, pero ahora asiente eufórica. 

—¿Mi edad?— las miro a ambas, quienes asienten— Diecisiete, debería cumplir la mayoría de edad en una semana creo— lo digo dudosa. 

—¡Excelente!— dice la joven doctora— Branka, anótalo en la ficha y danos un momento a solas con la señora Sokolova. 

Branka sale de inmediato cuando la dejan irse, como si huyera. 

—Zafiro— le digo cuando estamos solas, me mira sin entender— dime Zafiro, nadie me dice señora Sokolova creo que es un insulto a la difunta señora Sokolova que me digan así. 

Vicious Wedding © [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora