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Samantha


Hace mucho tiempo que esperaba una carta de Ama, que desgraciadamente no llegaba ningún día desde la vez que me a llamo por un número que le pertenece a su amiga, Margot, y desde ahí no me a vuelto a escribir ni llamar.

Ahora mismo me encuentro afuera del correo nerviosa, nerviosa por saber si me a llegado una carta de Ama.
De verdad necesito saber algo de ella, no sé si pueda aguantar más sin saber de ella.
Al dar mi primer paso en la estación un escalofrío recorrió todo mi cuerpo extremadamente nervioso, esa mujer tiene un efecto muy fuerte en mí.

-¡Señorita Samantha! Es la quinta vez que la veo este mes si no me equivoco. -murmuro sonriendo él señor de la tercera edad al verme acercándome.

-Pues sí, Señor Luis. Estoy esperando con ansias una carta, que desafortunadamente no me a llegado. -respondí recostando mis brazos en el mostrador, balanceándome sobre mis talones.

-Bueno, no sé si es la carta que esperas con tantas ansias, pero si que te llego algo hace un par de días. -en ese preciso momento, mis ojos se abrieron de par en par y una sonrisa muy alegre se formó en mis labios. -Aquí tienes, Sam.

-¡Muchas gracias! -chille alegremente al ver el nombre "Margot" en la carta. -¿Cuanto es que te debo?

-Cinco dólares.

-Tenga.

-Gracias muchacha. Que tenga buen día.

-Oh, usted me lo a hecho. -rio roncamente ante mi comentario y le dediqué una sonrisa para luego dar media vuelta y marcharme a pasos apresurados al coche.

Antes de abrir la carta me dirigí a una florería a comprar sus flores favoritas, "Lirios Del Valle" para después comprar su café de siempre e ir a su lugar favorito.

Flashback

-Un capuchino por favor. Para llevar.

-Esta bien, ¿algo más?

-No, eso es todo.

-Okey, son 5 dólares, señorita. ¿Cuales su método de pago?

-Efectivo. Tome.

-Gracias, la llamarán en unos minutos.

Le sonreí a la mujer que estaba del otro lado del mostrador y me dirigí a mi asiento.

-Ya pedí tu café, berrinchuda.

-Gracias, mi amor.

-¿Después quieres ir a las casa o quieres ir a otro lugar?

-¿A donde?

-Sorpresa.

-¡Amor! -berrinchudo.

-¿Qué? -respondí con una sonrisa cínica, ganándome una "mala" mira por parte de mi novia.

-Hija de...

-¿¡Samantha!? -gritó la señorita avisándome que ya estaba el café que había pedido para Ama.

-Creo que me llaman, amor. -respondí igual que antes, haciéndole molestar, amo hacer eso. Me acerqué a la chica que sostenía una de plástico que tenía mi nombre para la orden.

-¿Samantha?

-Sí. -enuncie mientras miraba a Ama sin darme cuenta, está estaba mirando algo en su celular; con un mechón de tras de la oreja que le hacía ver demasiado tierna. No me di cuenta que me estaba mordiendo el labio inferior para evitar no sonreír.
Agache la cabeza y me dirigí a la mujer que me mira extraña. -Gracias.

Siempre seremos tú y yo (parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora