Un momento para hablar.

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Narrador pov:

Nadie podía negar que Ramón tardó mucho en abrirse con su hermano nuevamente y aún más con Cáliz, quien John Dory tuvo que presentarle poco a poco ya que él se negaba a comer si sabía que quien hacía la comida era Cáliz, por más apetitosa que se viera su comida.

Se había vuelto muy desconfiado desde que lo encontraron en el árbol troll, pero eso John Dory lo aceptó al no saber qué había vivido en esos largos meses, sin embargo, seguía negándose a hablar sobre que había pasado y muchas veces se despertaba a mitad de la noche para llorar en silencio.

John Dory no sabía que hacer, había intentado de todo para que dijera algo, pero él nunca decía ni una sola palabra.
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Cáliz había notado la expresión triste que tenía en cuanto lo encontró, pero al ser un asunto familiar, no quería involucrarse demasiado. Lastimosamente su corazón era demasiado sensible como para dejar pasar la actitud distante y la mirada perdida de un niño pequeño.

Cáliz pov:

En cuanto tuve una oportunidad de estar a solas con Ramoncito, me acerqué a él lo suficiente para que me escuchara pero sin invadir su espacio.

— Hey pequeño... Tu hermano mayor me dijo que tú nombre es Ramón. — Traté de sonreírle tranquilamente, pero solo pude ver una mirada de desconfianza y un silencio inundador. Me aclaré la garganta para intentar llamar su atención otra vez. — Yo soy Cáliz, tal vez no nos conocemos lo suficiente, pero me gustaría acercarme a ti. —

Otra vez no hubo respuesta, pero simplemente solté una risa nerviosa, buscando algún tema de conversación hasta que mi mirada se posó en los dibujos que John Dory había traído. — Veo que te gusta mucho dibujar... Yo solía dibujar cuando era una niña... Me dibujaba a mi y a mis padres juntos. — Recordé aquellos momentos, sin darme cuenta de que finalmente la atención de Ramón se fijó en mi.

Cuando me dí cuenta, noté una mirada de curiosidad, así que solamente me levanté para tomar uno de los tantos dibujos con cuidado. — Eres tú y John Dory... ¿Que tal si me dices quienes son los demás? —

Hubo un momento en completo silencio, por lo menos hasta que escuché un suave susurro.

— Son mis hermanos... — Él respondió en voz baja, tomando el dibujo entre sus pequeñas manos y señalando primero a un troll con el pelo de color rosado. — Él es Floyd. — Después señaló a otro con el pelo amarillo y a uno de pelo morado. — Él es Clay, y el es Retoño. —

Lo escuché atentamente, notando una pequeña sonrisa de emoción y un ligero brillo en los ojos del menor. — Son mis hermanos... —

— Los dibujaste muy bien. — Le sonreí tranquilamente, admirando sus dibujos otra vez, sin embargo, pude notar a otra persona en uno de los dibujos, lo tomé y señalé a un troll de color rosa con el cabello pintado de gris. — ¿Quién es ella? —

Pude notar que la mirada de Ramón se volvió sombría nuevamente, alejándose de mí para quedarse en un rincón. — Era mi abuela... —

Yo pude notar su voz quebrándose, sintiéndome mal por haber preguntado sin saber. — Ya veo...—

— Vete. —

— ¿Que? —

— Quiero que te salgas... —

No quise discutir, así que simplemente sonreí y me salí, cerrando la puerta, pero poco después pude escuchar ligeros sollozos.

Narrador pov:

Cáliz se quedó esperando afuera pacientemente, sin embargo, le rompía el corazón escuchar a Ramón de esa forma, así que tocó la puerta muy suavemente. — Ramón... Puedo escucharte llorar...¿Tiene que ver... Con tu abuela? —

— Fue mi culpa... Fue culpa mía que se muriera... — Cáliz se sorprendió completamente por esa declaración, quedándose en silencio por completo.

— N-No Ramón, eso no fue culpa tuya... —

— ¡Si lo fue! ¡Por haber cantado no la escuché gritar y un berteno se la llevó! —

Cáliz no sabía que decir ante aquellas palabras, no podía creer que lo que escuchaba era real. Un niño pequeño culpandose por la muerte de su única cuidadora.

Cáliz suspiró, sentándose en el suelo pero pegada a la puerta, ¿cómo se supone que podía consolar a un niño con ese cargo de conciencia? No sabía.

Se quedó ahí varios minutos hasta que se le ocurrió una idea, riendo suavemente antes de hablar. — Cuando yo era una niña solía jugar mucho por los árboles, no media lo peligroso que podía llegar a ser, pero siempre fui curiosa y de espíritu libre... — Cáliz volvió a reír, recordando que por esa misma razón conoció a John Dory. — Como era tan pequeña no podía controlar aún mi equilibrio, así que terminé tropezando y caí... Aunque realmente no me hice daño, porque mi padre usó su cuerpo para protegerme de la caída. —

— Mi padre terminó bastante herido y había una gran probabilidad de que no sobreviviera... Me sentí culpable mucho tiempo y no quería que nadie se me acercará o que me viera... — Los sollozos de Ramón finalmente se detuvieron, escuchando atentamente. Cáliz hizo una pausa antes de continuar. — Para mi sorpresa nadie me culpó, en su lugar estaban preocupados porque no me sucediera nada... Me hice muchas preguntas, ¿por qué se preocupan por mi? yo cause que mi papá saliera herido... ¿Por qué no me odian?... Incluso llegué a pensar que era yo la que debía estar en cama y no mi papá... —

— Cuando él se recuperó, también estaba preocupado por mi... Yo no quería verlo y mi corazón se sentía roto, pero el me dijo algo que me dió la razón del porque lo hizo... —

"Sabía lo que me pasaría, posiblemente no saldría vivo, pero lo hice porque no podía dejarte morir sabiendo que eres lo más preciado para mí... Estoy y estaré preparado para sacrificar mi vida dos y mil veces..." —

Hubo un largo momento de silencio entre ambos, hasta que Cáliz habló nuevamente. — Fue en ese momento que entendí que incluso si regresaba el tiempo, mi padre habría tomado la misma decisión. —

Finalmente la puerta se abrió, Cáliz se giró para mirar a Ramón, pero simplemente fue recibida por los pequeños brazos de Ramón alrededor de su cintura. Cáliz dudó en devolverle el abrazo, pero al final lo abrazó de vuelta, escuchándolo llorar sin control. — No fue culpa tuya, Ramón, tu abuela salvó tu vida porque eso es lo que habría hecho cualquier persona... Estoy segura de que a ella no le gustaría verte así. —
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Ambos se quedaron abrazados hasta que finalmente cayeron dormidos. Ya en la noche, John Dory llegó de vuelta, viendo la tierna escena de Cáliz sosteniendo a Ramón y ambos durmiendo como si nada más importará.

John Dory tardó un momento en analizar como había sido eso posible cuando ese mismo día Ramoncito se negó a quedarse solo con Cáliz cuando se enteró que su hermano mayor se iba a ir para buscar más provisiones.

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Un capítulo cortito por hoy, prometo hacerlos más largos.

•°.·Perfect •°.· (John Dory X Oc) ¡AU!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora