III

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Yeji mantuvo su mano en la manilla de la puerta de su casa cuando escuchó a su madre moviéndose por todo el lugar. Ya había pasado una semana de que comenzó a ir al liceo y en su opinión se estaba adaptando bastante bien. En la de Lia también. Sin embargo, en la de Ryujin, Hyunjin y hasta de Yuna, no le estaba yendo muy bien. Tan solo hablaba con Lia y Ryujin, esta última hasta la evitaba, ya que no le agradaba mucho su presencia. Ryujin era muy... Coqueta, extrovertida, rebelde y loca para su gusto.

Giró la manilla cuando escuchó a Yuna avisando que ya tenía todo listo. Yeji desde el segundo día que comenzó llegar una hora más tarde que Yuna porque se quedaba enseñándole a Lia sobre la materia avanzada que tenía su cerebro. Lia le había contado a su madre sobre su existencia y ahora le pagaba para que su hija volviera a estar en el nivel de antes. Lia le dijo, que según su madre, era una genio entre sus compañeros, que antes de todo pensó que iba a estudiar medicina. No se pudo negar, principalmente por qué era su amiga... Y por el dinero que le ofrecía.

Al abrir la puerta se encontró con su madre, Yuna y la señora Hang con sombreros de cumpleaños. Tan solo sonrió por el nerviosismo de su familia y recordó su último cumpleaños. Su padre le regaló un bolso de marca y su madre un día de compras en el centro comercial. Había ido con sus amigas, ya que en ese tiempo no era cercana a su familia, todo era muy frío. Les agradeció por el regalo, sin embargo, no era lo que ella esperaba.

En ese momento tragó para no llorar y miró el único objeto que estaba envuelto en el centro de la mesa. Todo era muy distinto, el año pasado su madre le pasó su tarjeta sin siquiera mirarla, concentrada en la llamada del trabajo, ahora su madre le estaba sonriendo, nerviosa de que le guste lo que le tenía.

—No era necesario—dejó la mochila en el suelo y se acercó al regalo, era grande, un poco más que una caja de zapatos.

—Te va a gustar—dijo Yuna, ansiosa de su reacción—Y no te sientas mal por el valor, salió gratis.

—Era de mi esposo—dijo la señora Hang que ya se encontraba comiendo la torta que ella misma había hecho, con ayuda de Yuna que aun tenía harina en la cara.

—Era del esposo de la señora Kim—le susurró su madre mientras Yeji lo abría.

—¿Y? ¿Te gusta? Fue idea mía—dijo Yuna.

Yeji se sentía tan feliz, como una niña pequeña, al ver una caja de metal con unos diez botones y tres perillas. Era un transmisor FM. Con dificultad lo sacó de la caja, era pesado, y notó que a su costado tenía un cable y la antena. Se mordió el labio y miró a su madre que se encontraba llorando.

—Te dije que te iba a gustar—dijo Yuna, dándole un codazo a su madre—Es una ñoña.

—No lo soy—susurró Yeji mientras examinaba el aparato—. Muchas gracias—abrazó a su madre.

—Feliz cumpleaños—dijo su madre.

—¡Abrazo grupal!—gritó Yuna que las empujó para que se acercaran a la señora Hang—Para mi cumpleaños quiero una cama—susurró—o todo para poder unirme a un club de futbol, que lo extraño y con estos zapatos no puedo ni correr.

—¿Puedo ocuparlo ahora?

—Llevate un pedazo, que me costó hacerlo—dijo la señora Hang—Esta niña no sabe ni batir el huevo—se quejó.

—Pero la decoración me quedó hermosa—las tres lo miraron y afirmaron con la cabeza, era horrible.

—Instálate en el ático, ahí está todo listo y las otras cosas que necesitas para trasmitir—dijo su madre—Nos pasaron todo el equipo.

—Mi esposo siempre conservó muy bien las cosas.

—Gracias—hizo una reverencia y con el plato de torta sobre el transmisor, fue hacia al ático.

Feel Special [ITZY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora