Capítulo 44: Frialdad

22 3 0
                                    

Observo como mi madre estaba sentada frente a mí y como mi vaso de agua había terminado en sus manos, debí esperarme una reacción como esa, Alexandra me veía extraña y yo solo le sonreía, a veces era demasiado sínico para ser verdad

— ¿Ya conocía al abogado Marcos? —veo como me observa, solo sonrió

—No tenemos nada que ver, de hecho solo conozco la por mi hermano, seguro lo conoces, es tu cuñado ¿verdad? —me ve extraña

— ¿Habla de Adam? —veo que abre los ojos con sorpresa luego ve a mi madre y seguidamente a mí, se pone frente a ella—¿Qué hace aquí? ¿Señora Elizabeth quiere que llame a la policía? ¿Este hombre no tiene una orden de alejamiento?

—Si hace años fue suspendida, veo que ya no te agrado tanto, es que tengo cierta fama por aquí—me cruzo de piernas y sonrió—Pero mi papel aquí es ser abogado de Adam Torres, sé que no te lo preguntara directamente pero yo si tengo el suficiente descaro para hacerlo

—La señora Elizabeth no puede hablar con usted, váyase o llamare a la policía—veo a mi madre aun parecía estar en shock, siempre escondiéndose detrás de las personas, mi padre tenía razón, siempre la tuvo

—Entonces esperare por el señor Arturo ¿Tardara mucho en llegar? Enserio es urgente que hable con él

—No te atrevas Marcos—sonrió al ver a mi madre reaccionar por fin—sabes muy bien que no puedes estar aquí y mucho menos con el cerca

— ¿Qué tiene de malo? Solo quiero que no arruine la vida de mi hermano como intento hacerla con la mía o la de Santiago—noto que Alexandra frunce el ceño y me observa extraña—Aun quiero esa agua ¿Puedes traérmela? Juro que no le hare nada aunque creo que las palabras son una buena arma

— ¿Puede estar con él a solas? —mi madre me ve como intentando leerme, la saludo con la mano sonriéndole

—Sí, no te preocupes, estaré bien querida ¿Pasamos a la cocina? Alexandra por favor que no nos molesten—veo que se levanta, yo la imito y me despido de la chica para entrar a la cocina con mi madre—Haz cambiado mucho, te creí muerto—veo que se acerca a la nevera

—Es una pena para usted supongo porque he sobrevivido—recorro el lugar con mi vista y diviso el patio, recordaba el árbol donde me escondía había una ventana que daba la vista a él, ahí fue donde me entere de que Adam venia en camino y como lo había odiado

— ¿Cómo te atreves a decir eso? —Lo veo extrañado y me extiende el vaso con agua, veo que se mueve al horno—Deseaba tanto que estuvieras bien, no sabes cómo rece por ti todos estos años hijo—tomo un trago de mi vaso y la veo que me observa, estaba a punto de llorar, no me importaba ahora lo entendía, yo había sufrido mucho por ella

— ¿Hijo? Creí que no tenía madre ¿Es mi madre? Todos estos años viví una mentira, creí que estaba muerta, toda una sorpresa que tenga una de la nada, tengo que hablar seriamente con mi padre—me siento en la mesa y me ve molesta—Me dicen que tengo buenos dotes de actuación señora, se supone que es un chiste

—Te pareces a tu padre cuando era joven—sonrió porque lo sabía, mi padre me lo había comentado, solo que decía que era una mejor versión

—Lo sé, idéntico a él, dice que no me cambiaría por nada como algunos lo hacen pero la verdad tengo una cita por la tarde y me gustaría saltarme la parte de tensión que tenemos además de mis falsas reacciones si puede parte de sus insultos para empezar con lo que me interesa

— ¿Cómo te convertiste en un hombre así? —suspiro, suponía que no podía hacerlo, mis dotes de manipulación podría funcionar

— ¿Qué? ¿Tan fabuloso? Es que tengo una voluntad de hierro y tuve una mujer que vaya que supo apoyarme, es mi madre—saco mi celular y busco una foto de Abigail para mostrársela— ¿La ve? Esta loca igual que yo pero es un amor y la niña es mi hermana, toda una monada, me adora ambas dicen que no pueden vivir sin mí, son una ternura ¿No lo cree? —guardo mi celular

El diario de un abogadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora