Capítulo 68: Peleas

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—Espero que se haya ido—entro al departamento para quitarme la camisa, moría por una ducha porque había hecho ejercicio y no se había cambiado—Tengo que hablar con el portero por quien deja subir

— ¿Me vas prohibir la entrada? —suspiro al ver la luces encenderse porque estaban apagadas ¿Por qué seguía ahí?

—Si—entro a mi habitación pasando de verla, podía escucharla seguirlo—Angela eres la mujer más problemática con que le he metido aunque lo sabía desde que te vi, todo en ti dicia aléjate pero soy un idiota

—Pero que sutil ¿no? —me quito la camisa ante su mirada

—Nunca lo he sido y no empezare contigo, es mi departamento, vienes a mi vida y la invades como si fueras dueña de mi cuando te cansas de darme indirectos y decirme que no soy importante así que mejor terminemos con esto de una vez—me frunce el ceño, me siento en la cama, no sabía que quería de mi

—Claro por supuesto ¿Por qué no? después de todo tienes a Margaret —la veo extrañada ¿De dónde la había sacado? — ¿Olvidas que soy amiga de Lady?

—No es cierto—no tenía por qué aguantar eso—Si, hubo algo pero lo que tenemos tu y yo nunca ha llegado a eso y no lo hará porque tu no quieres y yo ni siquiera lo voy a intentar—me levanto—no somos ni la mitad de lo que ella y yo fuimos aun así aquí estoy aguantado tus rabietas—veo que se le llenan los ojos de lágrimas ¿Qué había dicho que fuera mentira? Me gustaba esa mujer pero estaba loca

—Eres un idiota, vete no quiero verte—ese era el colmo, siento que me empuja fuera de mi habitación—Eres un insensible de mierda Marcos López

—Es mi habitación y mi casa, tienes que irte eres tu...—suspiro al ver que me cierra la puerta en la cara—genial fuera de mi propia habitación

— ¿Todo bien? —veo a Andrés, seguro se había levantado por el ruido

—No tu hermana está loca, necesita ser encerrada—me golpeó la cabeza con la puerta, por alguna razón sabía que no abriría—Quiero ducharme

—Esta habitación tiene una ducha, mañana hablare con ella

—Mi ropa esta ahí—lo sigo hasta la que solía ser la habitación de Adam—No la entiendo, no tenemos nada y me reclamaba como si lo tuviéramos

—Así es ella, le cuesta decir lo que siente pero no pienso volver con ella ¿te molesta que me quede unos días?

—A ti puedo adoptarte pero no a ella ¿Puedes conversar con ella?

—No me meteré pero seguro esta bajo mucho estres, cuando te fuiste empezó a gritar como una leona—lo veo reír—Y se fue a trabajar, regreso antes para esperarte ¿Dónde estabas hasta tan tarde?

—Con Esteban, me iba a quedar en la casa de Adam pero mañana tengo que hacer algo importante y deje unos papeles en mi habitación

—Puedo sacarlos por ti mañana ¿No te vas a duchar? Quizás te relajes

— ¿De causalidad sabes hacer masajes? Mi hermana es una diosa en eso

—Cuando mi madre estaba enferma lo hacía—ese niño tenía que quedármelo, no iba a dejar que Angela se lo quedara

***

— ¿Esta es la dirección? —Asiento viendo a Elías estacionarse— ¿Por qué es que querías que te acompañara? Solo vas conversar con ella

—Creo que la familia me tuvo miedo y tu...—lo veo—Adrián da menos miedo, me hubiera traído al niño pero está en la escuela así que me quedaste tu

El diario de un abogadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora