Washington D.C.
Estados Unidos.
Presente Día.Jennie bajó de "La Bestia", el transporte presidencial en el que había sido recogida del aeropuerto hacía unos minutos. Era seguida de sus guardias. Entró a la casa, viendo aquellas altas y exquisitas paredes con las cuales aún no se familiarizaba.
Respirar el aroma del lugar era reconfortante, ahí estaría más segura que en la base de Barcelona. O al menos eso creía. Sabía que su tranquilidad de estar de vuelta cambiaría en cuanto viera las pilas de asuntos, que tenía pendientes.
Su regreso se había pospuesto, más trabajo se había juntado y había faltado a algunos compromisos por esto mismo. Su vestido negro se veía perfecto en ella, su cabello lucía desarreglado y revuelto. Habían sido catorce largas horas de viaje, aún en jet.
Los hombres que la custodiaban se quedaron de pie en la entrada, dejándola proseguir sola. Recorrió los pasillos de la primera planta, ni siquiera se tomó la molestia de ir a su habitación, tomó dirección por la columnata en dirección al despacho oval. Saludaba a los empleados mientras caminaba.
— Señora, que bueno que está de regreso — Dijo su asistente mientras se levantaba de su silla.
Jennie asintió con una amable sonrisa y siguió caminando para entrar en la oficina. Seulgi la siguió dentro, quedándose en la puerta mientras la castaña rodeaba su escritorio y se sentaba.
— Está muy feliz, eso significa que todo salió muy bien — Jennie la miró y asintió segura.
— Todo salió perfecto — Comentó con felicidad. Mejor de lo que esperaba — Una cínica sonrisa se escapó en sus labios y alzó las cejas.
Juntó sus manos y las puso sobre su escritorio acercando su silla a ella. Levantó la vistahacia la chica, y la notó nerviosa.
— ¿Hubo algo relevante mientras no estaba? — Seulgi tragó saliva. Probablemente ya estaba sudando.
— Todo es importante aquí, señora, pero no hubo algo que no se pudiera solucionar — Jennie asintió comprendiendo.
Seulgi la miró por primera vez encontrándose con los ojos de Jennie.
Marrón, un marrón muy potente. Era frío y enmarcaba inseguridad y desconfianza, a diferencia del de Lisa, que era cálido y seguro, demándate y agresivo.— ¿Qué tal se portó Manoban con usted? — Preguntó curiosa y Jennie sonrió recordando.
¿Manoban? Perfecta, exquisita y gloriosamente bien.
— Fue muy amable en realidad — Confesó conforme. Fue una buena anfitriona Sonrió mientras su compañera tenía el ceño fruncido en rareza.
— Pero si Manoban es una hija de puta — Dijo y Jennie carcajeó.
Tal vez, pero este no era el caso.
— Conmigo no — Concluyó. — Conmigo es diferente, Seulgi — La castaña asintió con una mueca y acomodó su saco.
— Está bien — Dijo con un tono de incomodidad en su voz —. ¿Cuándo firmará el convenio? — Preguntó y la castaña se encogió de hombros.
Era importante que se llegara a un acuerdo pronto. Esencial para ambas partes.
— Lisa vendrá en un rato para hablar de eso — Tomó una de las carpetas de su escritorio y comenzó a ojearla detenidamente mientras la leía.
Seulgi la miraba con insistencia. Había tantas cosas que quería decir en esos momentos.
— Veo que ya hay mucha confianza entre ustedes — Jennie frunció el ceño extrañada y levantó su vista hacia la secretaria.
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Profano | 𝗝𝗟
Fiksi Penggemar⌫ | Dos chicas. Dos corazones totalmente diferentes. Dos formas de pensar únicas. Y un mismo destino, uno oscuro y profano. Una de ellas ganó un alto puesto en la cadena de liderazgo. Mientras la otra, ganó un peón al que manipular, pero... ¿Y si es...