Se abre una puerta y comienza una guerra que decide el destino de dos mundos. Desde Falmart, hasta el corazón del Viejo Mundo, desde Ulthuan hasta las Montañas del Fin del Mundo, hasta el demonio del Norte. Los ejércitos chocan y las grandes potenci...
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Los incendios seguían ardiendo.
Incluso después de una semana desde la caída de Doom Keep, los cuerpos de la horda de no-muertos seguían siendo transportados a las hogueras, para garantizar que ningún nigromante o vampiro pudiera usarlos para crear un nuevo ejército.
Los Bright Wizards del ejército habían estado trabajando horas extras para garantizar que todos los enemigos muertos fueran incinerados, y el humo de estas enormes piras tiñó el cielo de color naranja y casi bloqueó el sol.
Los heridos eran muchos, y los curanderos atendían las 24 horas del día, ya fueran humanos, elfos enanos o las muchas variedades de demihumanos.
Los curanderos asur coordinaron con los Shallyan para garantizar que los casos más críticos se trataran primero, seguidos de las lesiones menos graves. Gracias a sus esfuerzos combinados, se salvaron la vida y las extremidades de muchos de los heridos.
A pesar del humo en el aire y los gritos de los heridos, la moral en el Fuerte estaba en su punto más alto. Mannfred fue derrotado y las hordas que habían devastado los reinos vasallos de la península de Alnus fueron destruidas.
Los refugiados celebraron, bebieron y cantaron junto a tropas estatales, legionarios y mercenarios por igual. Incluso las tensiones entre humanos y semihumanos disminuyeron, al menos mientras fluía el alcohol.
Sin embargo, a pesar de la alegría que se había apoderado del Fuerte, había quienes no tenían tiempo para celebraciones, porque la tarea de gobernar nunca esperaba.
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"La eliminación de los cuerpos está según lo previsto." Siegfried explicó mientras revisaba el informe: "Los Magos Brillantes dicen que sólo debería tomar otros dos o tres días. En cuanto a nuestros muertos, están siendo atendidos según los métodos de sus parientes".
Dentro de Fuerte Griffon, los comandantes humanos aliados se sentaron en círculo, hablando de lo que vendría.
Asistieron Erhardt en representación de las fuerzas del Viejo Mundo, Pina en representación de los saderanos y Marius y Alia en representación de Flaem.
Además, representando a los demihumanos y a los refugiados estaba Myuute, quien parecía incómoda como la única plebeya y la única demihumana entre todos estos nobles.
Aún así ella miraba a veces preocupada por el príncipe.
"Esas son buenas noticias." Dijo Erhardt mientras lentamente tomaba un sorbo de su copa; no vino, sino un brebaje medicinal de sabor amargo que las Hermanas le impusieron.
Exteriormente, se veía mucho mejor ahora que al final de la batalla, pero físicamente, todavía se sentía débil... tal vez se sentiría así por el resto de su vida.
"¿Cuál es el recuento final de muertes?" Pina preguntó mientras se reclinaba en su silla.
"De la fuerza aliada total de cincuenta mil", comenzó Bozes, "compuesta por el Imperio, las Legiones y las fuerzas flamencas, perdimos quince mil hombres en total".
