20: LA NIÑA PERFECTA

236 20 1
                                    


Llevaban andado unos 20 minutos . Jirou vivía lejos, pero la idea de coger un taxi ni siquiera se le había pasado por la cabeza, puesto que ella acostumbraba a volver o bien andando o bien en transporte público siempre que salía, al contrario que Momo, que solía ir en coche privado.

Mientras andaban Momo parecía estar más tranquila y no hablaba mucho. Kyoka no podía decir si era porque estaban pasándose los efectos del alcohol o por qué motivo iba su amiga tan callada. 

Caminaban lentamente, ya que Momo estaba apoyada en el hombro de Jirou, que procuraba llevarla con cuidado para que no cayera al suelo. En un momento dado, cuando estaban ya cerca de la casa de la chica de los auriculares, esta rompió el silencio.

- Oye, Momo. - Dijo algo dubitativa. - ¿Por qué no quieres ir a tu casa?

La chica más alta tardó unos segundos en responder, pero finalmente se centró lo suficiente para hacerlo. Se notaba menos mareada.

- Creo que es obvio. - Respondió con una risita.

- Tan obvio no es, porque no tengo ni idea.

- No puedo volver a mi casa estando borracha. Mis padres me matarían seguro. 

Jirou se sintió bastante estúpida al oír esta respuesta, ya que, efectivamente, era bastante obvio. Claro que Momo no quería que sus padres la vieran en ese estado, ningún hijo habría querido.

- Claro, es verdad. Perdón, no lo había pensado.

- Da igual. De todas formas perdón, no quiero molestar en tu casa. - Se disculpó Momo algo avergonzada.

- No pasa nada. Seguro que mis padres ni se enteran, deben de estar durmiendo.

- ¿A tus padres no les importa si vuelves borracha? - Preguntó Momo, que ya se había animado más a conversar.

- Bueno, no creo que les haga mucha ilusión, pero no creo que me regañen tampoco. - Dijo Jirou pensativa.

- Que suerte, seguro que a mi me empezarían a soltar un rollo sobre responsabilidad y me prohibirían volver a salir con los de la UA. 

- No creo que sea para tanto. - Comentó Jirou, arrepintiéndose inmediatamente de este comentario, ya que ya habían hablado en más ocasiones sobre lo controladores y abrumadores que podían llegar a ser los padres de Momo.

- Da igual, para ellos es todo un drama. - Dijo Momo sinceramente. Ella no solía hablar demasiado de su relación con sus padres, pues era algo que solo solía traerle amargura, y hablarlo no solucionaba nada. - La verdad es que estoy bastante harta.

- ¿Harta? ¿De tus padres?

- Sí, de cómo son. Sé que no lo hacen a malas, de verdad, pero a veces me agobian. Lo peor es que creo que en gran parte es culpa mía

- ¿Cómo va a ser culpa tuya? No digas eso, anda.

- Sí, sí que es culpa mía. Como cualquier padre ellos quieren tener a una hija que saque buenas notas, que se porte bien, que sea amable, que sea inteligente... Vamos, la hija perfecta. Y lo que es mi culpa es que siempre se lo he dado. Nunca me he cuestionado mi papel de hija perfecta, así que ahora se esperan mucho de mí, y siento que a cualquier mínima cosa que haga mal les voy a decepcionar. Así que ya no les puedo contar nada, y si algo me sale mal, me toca mentirles. Y si opino algo que no se ajuste a sus valores, me toca esconderlo y no aceptarlo a mí tampoco. 

Una lágrima había amenazado con salir del lagrimal de Momo, pero la chica había logrado reprimirla. Jirou no sabía que responder a algo tan personal como aquello. Empezaba a desear nunca haber preguntado nada, porque su preguntita había desencadenado algo bastante intenso que no estaba preparada para afrontar.

[MomoJirou] Me condeno a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora