10: BOMBONES BELGAS

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Al día siguiente Aizawa fue a los dormitorios de la clase del A. Reunió a todos los alumnos en la zona común. Los primeros se sentaron en los sofás, y los que llegaron después tuvieron que quedarse de pie. Había un silencio fúnebre. Nadie sabía si Aizawa traía malas o buenas noticias, ya que él siempre tenía la misma cara seria, así que era imposible de adivinar.

Cuando estuvieron todos allí Aizawa empezó a hablar. Los nervios de Momo eran tales que pensó que le podía dar otro ataque de pánico en cualquier momento, pero logró calmarse respirando profunda y lentamente.

- Sé que todos esperáis noticias. - Comenzó el profesor. Aún era imposible saber qué iba a decir. - Jirou está estable, va a sobrevivir.

Se escuchó un suspiro de alivio generalizado, y comentarios como "Menos mal" o "Que alivio" recorrieron la clase de boca en boca. Momo lloró. Era una mezcla entre lágrimas de alivio, de felicidad y lágrimas por el estrés que le había generado esa situación. También era porque estaba muy cansada, ya que, naturalmente, no había podido dormir de la preocupación. Al ver las lágrimas silenciosas de Momo, Todoroki la abrazó tiernamente por la cintura para darle apoyo. Yaoyorozu se dejó abrazar y se apoyó en el hombro del chico. Aizawa continuó hablando.

- Aunque ha sufrido heridas graves, y aún está en cuidados intensivos, por lo que no se la puede visitar. Los doctores dicen que pasará al menos una semana en observación antes de pasar a planta, donde ya podrá recibir visitas. Y hay algo más.

Tras decir esto un hombre en traje de corbata apareció detrás del profesor.

- Este es el detective encargado de investigar a la Liga de Villanos. Os hará algunas preguntas por si vísteis algo raro en el campamento. Sobre todo quiere hablar contigo, Yaoyorozu, ya que tú la encontraste. - Concluyó Aizawa. Toda la clase asintió y se presentó cordialmente al detective.

El detective habló primero con Momo, y luego con el resto de la clase, agrupándolos según con quién estuvieron durante el incidente. Ninguno de los estudiantes había visto nada, la Liga de Villanos había sido bastante sigilosa. De todas formas el detective aseguró que iban a reforzar la seguridad de la escuela, de modo que dedujo que los villanos no atacarían durante un largo tiempo. Tras esto el detective se fue y algunos subieron a sus respectivas habitaciones y otros se quedaron hablando en la sala común.



Una semana después, tal y como había dicho Aizawa, el hospital sacó a Jirou de cuidados intensivos, y dejaron que recibiera visitas. El profesor pidió que no fueran todos a la vez, para no estresar a su compañera, así que los alumnos del A se repartieron en tres grupos y fueron a visitarla en diferentes días.

Momo no fue en ninguno de estos grupos. Quería visitar a Jirou más que nadie, pero varias razones le impedían ir a verla. La primera, Momo no sabía si Kyoka querría verla precisamente a ella, ya que todavía seguían peleadas, y no quería que Jirou se estresara. La segunda, Yaoyorozu no se sentía con fuerzas suficientes para enfrentar la imagen de su amiga en el hospital, herida. Cada vez que pensaba en el incidente, se le venía a la mente la misma imagen. La de Jirou sangrando en el suelo del campamento, desmayada. Y Momo no podía evitar compararla con otra imagen que también se le venía a la cabeza: la de Jirou sangrando en el suelo de su habitación cuando tuvieron la pelea. De algún modo, Momo se sentía igual que los villanos. Aunque ella no quisiera matar a Jirou, también la había hecho daño y la había dejado allí, sin socorrerla.

Pero lo peor de todo no era eso, era el hecho de que Momo había reflexionado tras el incidente y se había dado cuenta de una cosa. No podía vivir sin Jirou. Si Jirou se hubiera muerto, Momo no habría sabido qué hacer. Porque Jirou ocupaba un espacio en su corazón que nadie, ni Todoroki ni ninguna de sus amigas podía ocupar. Momo se había dado cuenta de que Jirou no solo era una amiga. Era más, mucho más. Y aunque Yaoyorozu no supiera explicar lo que sentía por Kyoka, sabía que no era amistad. Y la destrozaba saber que podía haber perdido a Jirou sin decirle cuánto la apreciaba. Pero eso ya daba igual, porque Momo estaba segura de que la chica de los auriculares no la querría ver nunca más, después de lo que había hecho, era normal.

[MomoJirou] Me condeno a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora