Cuando ambos jóvenes llegaron al frente de la casa ya estaba muy oscuro y solo se guiaban gracias a la tenue luz de luna que les iluminaba el camino.
La casa parecía ser muy vieja, era un hanok de paredes blancas manchadas y techo color azul cayéndose a pedazos, parecía que con solo un soplo del viento podría desmoronarse.
Boss miró al chico pelinegro que se hallaba parado frente a él, su mirada se encontraba clavada en el suelo de tierra y algunas plantas salvajes, sus dedos jugando con los bordes sucios y desgastados de su ropa.
Noeul tragó saliva mientras sus ojos vagaban entre el suelo y su destartalada casa vieja.
¿Qué pensaría Boss? Probablemente estaba muy disgustado, ¿no es así? Después de todo él era alguien con dinero, lo más probable es que viviera en un lugar lujoso.
El príncipe pudo adivinar los pensamientos del pequeño chico, se acercó a él y carraspeó.
— Es muy linda. —fue lo único que se le ocurrió decir. El rubio solo pudo acariciar con torpeza el cabello enredado de Eulkie.
Los ojitos color chocolate del pelinegro se iluminaron como dos hermosas galaxias, el príncipe pensó que ese par de ojos contenían todas las estrellas existentes del universo.
— ¿En serio crees eso? —en cuanto el rubio asintió con una ligera sonrisa, Noeul sonrió ampliamente, su manita tomó la gran mano del príncipe, la misma que tenía callos a causa de su intenso entrenamiento con la espada.
El pelinegro sonrió y no pudo resistirse, después de dudar por unos segundos, sus labios dejaron un tierno y corto beso en las mejillas del príncipe. Boss se sorprendió, pudo sentir su corazón latir tan fuerte que parecía querer salir de su pecho en cualquier momento.
Noeul se sonrojó y sintió cómo su corazón latía rápidamente en su pechito, parecía sentir maripositas en su estómago y sus mejillas se hallaban calientes gracias a su vergüenza.
— Gracias... —el susurro del pequeño pelinegro que Boss casi no pudo escucharlo, por suerte su oído era bueno y no se perdió las torpes palabras de agradecimiento del joven.
— De nada. —Boss apretó la suave mano que lo sostenía y tuvo el repentino impulso de besar los regordetes labios del dulce pelinegro, agitó la cabeza intentando desviar ese pensamiento. Noeul no notó el conflicto del príncipe y solo lo soltó para después hacerle señas de que deberían ingresar a la casa.
Ambos chicos entraron a la casa y cerraron la puerta detrás de ellos, Noeul sintió vergüenza al ver el desastroso estado de su hogar, pero no tenía ganas de ir a esa odiosa torre.
El rubio notó que aunque la casa estaba en muy mal estado, se encontraba realmente muy ordenada y se notaba que al habitante le importaba mantener el hogar limpio.Boss sonrió al notar el estado del pelinegro de intentar calmar sus nervios, era tan tierno.
— P-puedes ponerte cómodo. —el murmullo del chico fue bajo, pero el príncipe pudo escuchar su linda voz con mucha claridad.
— Gracias por dejarme pasar la noche en tu hogar. —Boss hizo una reverencia ligera, si su madre se encontrara allí seguro le daría una reprimenda, ¿cómo podría el príncipe heredero inclinarse ante un simple plebeyo? Pero Boss estaba realmente agradecido, y aunque él odiara inclinarse ante los demás, le gustaba expresarle favor al chico.
No sabía por qué, pero sentía cuán bueno sería llevarlo al palacio y cuidarlo.
Noeul murmuró un rato para sí mismo antes de tomar la mano del rubio y llevarlo a la única habitación en la casa, la misma solo tenía una vieja cama y una mesita de noche, en una esquina del cuarto había una cesta llena de ropa al parecer limpia y al lado otra con ropa sucia.
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La Esposa del Emperador // Bossnoeul
Fanfiction❝Es bien sabido que el emperador Boss Chaikamon es un buen gobernante, tranquilo, inteligente; también lo suficientemente frío y sanguinario para no dudar en eliminar a sus enemigos. Sin embargo, también se sabe que su pequeña esposa, Noeul Nuttarat...