09 - Vacaciones de verano 1

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Un tiempo después del festival de luces, el matrimonio Thitipong tuvo que marchar, tenían cosas pendientes en su propio territorio y Fort sabía, no era buena idea robarle mucho tiempo a solas a esa pareja, no con Boss mirándole cada día con profundo resentimiento.

Su partida había supuesto algo de tristeza en la emperatriz, sin embargo, despidió a su amigo con lágrimas en los ojos y la promesa y verse nuevamente, además de mantenerse comunicados por medio de cartas. Boss consoló a su amado y pronto este recuperó su brillante y hermosa sonrisa.

Ambos también tenían cosas que hacer por lo que Noeul sabía, no podía quedarse mucho tiempo triste por la partida de su amigo, pronto se recuperó y atendió sus deberes reales, además de consolar a su esposo, que con los Thitipong allí, no había tenido mucho tiempo para ponerse romántico con su bebé.

Unos días después, finalmente habían atendido la mayoría de deberes, habían acordado salir un rato a un pueblo un poco lejano donde ambos poseían un pequeño terreno, pasarían allí unos días para relajarse en soledad mientras unos pocos sirvientes y guardias ocultos los seguían.

Noeul emitió un quejido bajo ante el brusco movimiento del carruaje, hizo un puchero algo triste al sentir un ligero dolor en su trasero a causa de los constantes golpes por el accidentado camino hacia el pueblo. Boss, que se encontraba sentado a su lado, le dio una mirada un poco culpable.

— Lo siento cariño, el camino está un poco difícil. —el pelinegro le sonrió y le restó importancia al asunto. Eul no estaba en realidad molesto, había experimentado peores viajes, por ejemplo, cuando viajaba con su padre por motivo de negocios. Los carruajes eran incómodos y no le daban una colcha, por lo que siempre tenía diversos dolores, incluso después de algunos días del viaje.

— No es tan difícil, puedo soportarlo, solo duele un poco, al rato se me pasará. —afirmó, su voz era suave, no parecía estar incómodo o enojado, esto alivió al emperador, le sonrió a su amado y miró su pequeño rostro.

Los ojos del pelinegro brillaban, este día se había colocado un poco de bálsamo labial por lo que sus labios brillaban ligeramente, vestía una túnica blanca con algunas decoraciones plateadas, en su cabello poseía una horquilla de jade y en su cuello un collar de plata delgado, sus pies portaban unas botas ligeras marrones. Su apariencia era majestuosa y digna.

A pesar de tener unas ligeras ojeras por mantenerse despierto hasta tarde por sus deberes reales, se veía hermoso, como siempre iba a verse, sin importar sus pequeñas imperfecciones.

— Eres hermoso. —halagó el rubio, una sonrisa adornaba su normalmente rostro lleno de indiferencia. Noeul no pudo evitar sonrojarse un poco ante los halagos de su esposo.

— Gracias, Bubu. —su voz suave contrastaba con su ropa delicada y apariencia pulcra. Muy bonito.

Pronto ambos se sumergieron en su propio mundo rosa, Boss tomó la cintura del pelinegro y lo sentó con firmeza en su regazo, Eul no dijo nada, solo le dio una sonrisa un poco avergonzada, sus mejillas rojas, a pesar de estar ya ocho años juntos, cada muestra de afecto reafirmaba en su corazón lo que sentía por ese hombre, eso causaba su timidez constante.

Al pasar unos minutos entre conversaciones banales, ambos enamorados durmieron abrazando al contrario, como siempre lo hacían.

Un tiempo después Noeul abrió los ojos un poco desconcertado a causa del repentino detenimiento del carruaje, la suave voz de una sirvienta llegó a oídos de la emperatriz a través de las paredes del carruaje, el pelinegro miró hacia la pequeña ventana y vio a una mujer joven con la cabeza baja a modo de respeto, su voz era tranquila.

— Hemos llegado, majestades. —anunció, su voz terminó por despertar al emperador, miró hacia la pequeña ventana y sintió en entendimiento.

— Bien, bajen las cosas a la residencia, nosotros iremos en un rato. —la chica sintió y se fue con rapidez, le informó a los otros sirvientes de la orden del rubio y pronto todos se pusieron en marcha para arreglar todo con rapidez.

Boss pronto notó que su pequeño amor lo miraba fijamente, le sonrió y habló con voz un poco ronca.

— ¿Despierto? —Eul asintió, las manos en la cintura del pelinegro se movieron un poco, haciendo que la emperatriz se sonrojara, su carita blanca ahora brillaba con un tono rosado, el rubio río bajito y amasó las caderas de su amado, sintiendo la suave tela de la ropa.

— B-Bubu... —murmuró Noeul un poco avergonzado, allí donde su esposo tocaba se sentía un poco caliente, como si esas manos que siempre le tocaban quemaran su sensible piel.

— Bajemos entonces. —La voz del rubio era baja y sensual, muy seductora, el aliento caliente del emperador dio contra la oreja rosada del pelinegro, su cuerpo tembló un poco y no pudo evitar que su respiración se acelerará.

— E-estamos en un lugar público. —señaló Noeul con voz jadeante, se veía afectado por el contacto continuo contra su piel y lugares sensibles.

— Mm. Entonces esperaré. —dijo Boss un poco decepcionado, dejó de tocar de manera sugerente a su esposa y aguantó su deseo, se bajó con calma del carruaje y ya afuera extendió una mano para ayudar a su amado a bajar del mismo, Eul no dudó en tomar su mano y bajar del carruaje con un pequeño saltito.

Ambos se miraron y la emperatriz no pudo evitar sonrojarse, siempre pasaba cada vez que se mencionaban o hablaban sobre asuntos de cama. Claramente, ya habían mantenido relaciones, lo hicieron en la noche de su boda, fue un momento lleno de felicidad y algo de torpeza por ambas partes, después de todo, ninguno tenía alguna experiencia.

Al comienzo lo hacían cada vez que tuvieran oportunidad, estaban deseosos de grabarse el cuerpo del contrario en la mente, con el tiempo y gracias al aumento de sus deberes, lo hacían solo una vez al día, cosa que siempre frustraba al emperador, por lo que, además de relajarse, quería usar este viaje para disfrutar del cuerpo suave de su querida emperatriz.

Boss siguió con la mano del menor en la suya, la pareja caminó hacia la entrada de la villa mientras los seguían unos pocos guardias de élite y algunos sirvientes, además de una cantidad modesta de dinero, solo para comprar cosas que les llamaran la atención. Al final, ambos acordaron ir al pueblo cercano al día siguiente.

Mientras los sirvientes limpiaban y arreglaban la villa que hace un tiempo no usaban, ambos subieron las escaleras y caminaron hacia su habitación, Boss no podía aguantarse más y Noeul lo sabía.

El emperador tomó a su emperatriz en brazos y colocó con suavidad su cuerpo sobre la colcha, la misma mantenía un poco de polvo por su poco frecuente uso, pero ninguno prestó atención a esto y solo se centraron en los ojos del contrario y saborear sus labios. Las manos traviesas del rubio recorrieron el cuerpo trémulo del pelinegro, quitó los accesorios que vestía al igual que su ropa, y con una sonrisa comenzó a disfrutar su cuerpo.

Sería un largo día.

La Esposa del Emperador // BossnoeulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora