No sabía que podía hacer por su compañero. Tras ser relegado a su cuidado, le siguió hasta el bar del hotel, viéndole beber sin control, rezando para que no se comportara igual que el hermano y le quisiera besar en los labios.
—¿No tienes nada mejor que hacer que verme beber?—gruñó Tom sin mirar a su amigo.
Georg se acomodó mejor en su taburete. No sabía que pintaba allí, no se le daba bien acarrear con sus propios problemas, y menos aún con los de los demás. No sabía qué podía decirle ni cómo actuar.
Tom le ignoró y siguió bebiendo. Si su hermano había encontrado así las respuestas que buscaba, él también lo haría. Porque el beso fue una señal clara, y lo que pasó a continuación lo corroboró.
Sentía algo por él, eso lo había dejado bien claro. Y se lo estaba pidiendo a gritos. Que pasara una noche con él, que estuviera en su interior...
Gimió y tras apurar su bebida levantó una mano y pidió otra más, perdiendo ya la cuenta de las que llevaba. Pero el camarero sí las había contado y negó con firmeza con la cabeza.
—Eres menor, se me puede caer el pelo por haberte servido—murmuró quitándole el vaso vacío de las manos.
No se pudo negar al verle llegar en ese estado, como si le hubiera pasado algo trágico y necesitara algo fuerte para recuperarse, pero tras cuatro copas creía que ya había cumplido y se negaba a servirle otra más.
Maldiciendo por lo bajo, Tom dio las gracias al camarero y sacó la cartera para pagar. Se levantó tras echar un par de billetes sobre la barra y sin esperar el cambio echó a andar hacia el ascensor, sabiendo que su amigo le seguía bien cerca pisándole los talones.
—No hace falta que te quedes conmigo, no voy a hacer ninguna tontería como Bill—gruñó mientras esperaba al ascensor.
—Me quedo solo por si quieres hablar—murmuró Georg.
—No tengo ganas de hablar, solo quiero estar solo y pensar—gimió Tom frotándose la frente.
Casi saltó de alegría cuando las puertas se abrieron y pudo entrar en el ascensor, quedándose apoyado en la pared y dejando que su compañero pulsara el botón. Se metió las manos en los bolsillos de la sudadera mientras pensaba en la manera de deshacerse de él, y también de Gustav.
Necesitaba estar a solas con su hermano para poder aclarar ciertas cosas. Contaba con que se le hubiera pasado algo la borrachera y le pudiera escuchar atentamente. Era cierto que le había besado bajo los efectos del alcohol, pero algo le dijo que en el fondo lo hizo porque lo deseaba.
Y luego en el baño...sentir como le tocaba de esa manera, ver como le había llegado a poner... Estaba claro que sentía algo por él, pero estaba confuso y no se aclaraba. Tenía que hablar seriamente con él, sacarle de sus dudas de la única manera que conocía. Dejando atrás el dolor que sintió cuando le vio en brazos de otro, recibiendo ese beso que estaba destinado a dárselo él.
—¿No sales?—preguntó Georg sujetando las puertas.
Pestañeó y vio que habían llegado a su planta. Echó a andar y antes de dar dos pasos se encontraron con el productor.
—Me gustaría poder dar la malas noticias solo una vez—suspiró David al verlos.
—¿Ha pasado algo más?—no pudo evitar preguntar Georg.
David se le quedó mirando sin entender, viendo como el guitarrista le daba un ligero codazo en las costillas para que no siguiera hablando.
—No sé que os traéis entre manos, y la verdad prefiero no saberlo—dijo David pasando por alto ese gesto—Solo os pido que seáis más discretos, con un escándalo ya es suficiente.
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Porque eres mío
RomanceUna foto publicada en Internet hace correr ríos de tinta, el cantante de un famoso grupo aparece desnudo. ¿Quién podría haber sido tan cruel para publicarla? Tal vez alguien despechado porque el cantante no le hacia todo el caso que deseaba, porque...