10/27/1987 ― Martes 27 de Oct.
Creo que mi cerebro esta rodando, creo que ahora mi corazón esta listo para dejar de bombear sangre, y creo que mi cuerpo se esta cayendo a pedazos. Me siento como la mierda
¿Por qué me siento así? Se supone que tengo todo, mi padre es dueño de una empresa de azucares y siempre puedo ir de compras cada que quiero, tengo mi colección de perfumes Vanderbilt, pero no me siento feliz, y no es que sea exigente, no puedo pedir más, ya tengo "todo".
Pero solo me falto algo...algo que siempre desee pero nunca pude tener, y por más dinero que tenga nunca va a llenar lo que me falto, mi infancia.
Soy Lilith Daisy Bloodsworth, tengo dieciséis años y odio ser una Bloodsworth.
Desde mi cama mire hacia todo mi cuarto, tratando de recordar como mi cuarto con libros se veía.
(INICIO DEL FLASHBACK)
06/5/1980 ― Jueves 5 de Jul.
Hace 7 años en el domicilio más costoso en un barrio común en Denver, la pequeña Daisy de 9 años de edad llevaba puesto un vestido amarillo, zapatitos blancos y medias de tul, Daisy lloraba desconsoladamente frente a la chimenea abrazando fuertemente a un gato de peluche, las sirvientas del hogar quemaban sus libros de poesía y literatura. Su padre, el señor Arthur Bloodsworth y su madre, la señora Amelia Bloodsworth estaban parados detrás de la indefensa niña, ellos escuchaban sus lloriqueos y suplicas para que no quemen sus libros preciados.
—¡Papá haz que paren por favor! -la castaña chilló desesperada.
El señor Arthur se arrodillo en el suelo con una sola rodilla al costado de su hija, Daisy observo a su padre con lagrimas en los ojos, aferrándose a su peluche.
—Lilith, ya tienes 9 años, deberías hacer cosas de niñas y dejar de leer esos libros de poesía que no te ayudaran en nada, solo te volverán más inteligente y a los hombres no les gusta eso, todos queremos a lindas chicas que son tontitas. Y dame ese gato, no es importante ahora.
—¡No por favor el gatito no!
—Oh sí, el gatito sí jaja -Arthur arrebata el peluche de la niña pequeña y lo tira a la chimenea, Daisy lloriquea desesperada, sin saber que poder hacer más que observar como sus pertenencias son calcinadas por la ardiente llama-. Hija, en algún momento me lo agradecerás, y esto será un agradable recuerdo en tu memoria, no dejes que tus emociones femeninas se empoderen de ti y se una buena niña, mira a tu madre, en algún momento ella dejo que sus emociones femeninas se apoderaran de ella y por eso esta como esta, pero ya esta "curada".
El padre de la pequeña se levanta y se dirige a su oficina, llamando en el trayecto a Honey, su secretaria que también es su sirvienta lo acompaña a su oficina, Amelia se retiró de la sala, dejando a Daisy sola con sus penas.
(FIN DEL FLASHBACK)
Sentí como mi rostro se arrugo de enojo y mis puños se endurecían al recordar tal momento de mi infancia, recuerdo la rabia, tristeza e impotencia que sentí en ese momento.
Me levanté de mi cama para servirme comida, y tal vez un analgésico para calmar mi dolor de cabeza de la semana pasada.
—Dónde coño están las galletas, ush -murmuré.
Buscaba las galletas por los cajones de la cocina, ¡ah genial!, las galletas estaban en el tercer cajón, seguro que mi madre los habrá puesto ahí para que no lo encuentre; esa maldita.
Con mis galletas en mano subía a mi cuarto, mientras caminaba escuché unos murmullos provenientes de la oficina de mi papá, deje de producir sonido alguno para escuchar la conversación.
—Eh, que lindas piernas Honey —dijo Arthur—, ¿te parece si veo debajo de tu falda?
«¿¡Qué mierda!? Es acaso mi padre coqueteando con...¿Honey? ¿La sirvienta?» pensé.
—Con gusto, señor.
—Oh Honey, ya te eh dicho que no me digas señor, cuando estamos los dos puedes llamarme Arthur.
Mientras escuché la conversación sentí uno de ellos se acercaba a la puerta ¡Puta madre...!
Corrí hacia el baño, ocultándome detrás de la puerta, tapé mi boca con mi mano libre mientras que con la otra sostenía mi paquete de galletas.
—Arthur, ¿le parece si llevamos esto a su habitación?
—Jaja por supuesto, me gusta con las mujeres toman la iniciativa.
Podía escuchar como ellos caminaban por el pasillo, yendo hacia la habitación que comparte mi padre y madre.
Cuando escuche el clic de la habitación cerrándose supe que era el momento de salir. De puntillas salí del baño, tratando de hacer el menor ruido posible. Aunque la puerta de la habitación de mi padre estaba cerrada podía escuchar sus risas y sonidos obscenos, que maldito asco.
Ni bien puse un pie en mi habitación corrí hacia mi mesita de noche, abrí el segundo cajón y agarré la cajetilla de cigarrillos que me regaló Ashley, cerré la puerta y me apresuré a mi ventana, la abrí con un poco de fuerza, mis cortinas danzaban por el viento y el aire llenaba mis pulmones de oxígeno, exhale con alivio, es vigorizante sentir la brisa por toda tu cara.
Me senté en el borde de la ventana y saqué un encendedor que siempre llevo conmigo. Puse un cigarro en mi boca y acerqué el fuego hacia el, lo cubrí un poco con mis manos tratando de que el viento no lo apague.
Miré hacia la ciudad y di una fuerte y larga calada, mi garganta arde, pero luego de un rato me relajaré y no será una molestia eso.
¿Será este un buen momento para pensar de chicos? Cuando pienso en Mason, jugando baloncesto y celebrando con su equipo, me imagino que le confieso que a lo mejor me gustaría ser su novia. Cuando era niña, tenía muchos sueños sobre el futuro. Soñaba con tener novio, ir al colegio, a la universidad, y formar una familia. Aghh ¿Por qué es tan difícil enamorarse? ¿¡Cual es el truco para enamorarse!? Tal vez si hablo más con Mason Manson me empiece a gustar, pero no me gusta que su nombre sea tan raro, o sea, seguro que sus padres no se les ocurrió un nombre mejor como para llamarlo Mason Manson, es como llamar a tu hijo...¡Gonzalo Gonzáles! Es raro, pero no puedo juzgarlo por un nombre raro.
Di una calada a mi cigarro y exhale el humo ardiente, miré al cielo tratando de buscar algo, aunque no sé que estoy buscando exactamente.
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We'll Meet Again...
Aléatoire«𝙉𝙤𝙨 𝙫𝙤𝙡𝙫𝙚𝙧𝙚𝙢𝙤𝙨 𝙖 𝙚𝙣𝙘𝙤𝙣𝙩𝙧𝙖𝙧...» [...] Desde aquel día en el que su padre comunicó a su familia que se mudarían a Colorado por negocios (Y por una experiencia cercana a la muerte para Kylie), la vida de Kylie no fue la misma, e...