Capítulo 1

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¿Cómo se imaginan el día de su boda? La respuesta es fácil, ¿no?

"Qué sea perfecta"

Pero, este no era el caso de Nadeshiko Kishimoto.

— ¿Podría acelerar?— preguntó la joven al chofer.

— No creo señorita, con este tráfico nos demoraremos un poco más.

— No se preocupe, aquí me bajo.— abre la puerta del auto.

— ¡Señorita Kishimoto, espere!

Salió del vehículo sin importarle que estaba usando su hermoso vestido blanco .

"¿Por qué siempre me pasa esto?"

En la iglesia se encontraba un novio muy preocupado porque su futura esposa no aparecía y los invitados empezaban a inquietarse.

— Cálmate.— dijo Fugaku poniendo su mano en su hombro.— Ella no te dejaría plantado, después de todo te eligió a tí.

— Quizás le habrá ocurrido algo...

Las puertas de la iglesia se abrieron y dejaron ver la silueta de una mujer, era Nadeshiko.

Está hermosa, pensó Fujitaka al ver a su amada.

Sus pasos eran lentos, cada paso que daba provoca que su corazón se acelerará, él no podía creer que por fin después de tantas cosas que pasaron juntos, hoy cumplirían su sueño de estar juntos.

— Estamos aquí reunidos para presenciar la unión de esta pareja en sagrado matrimonio.

El sacerdote continuó con lo suyo hasta que llegó a la parte de los votos.

— Fujitaka, ¿acepta como esposa a Nadeshiko, promete amarla y respetarla hasta que la muerte los separe?

— Acepto.

— Nadeshiko, ¿acepta como esposo a Fujitaka, prometes amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?- volvió a preguntar el sacerdote.

— Acepto.— respondió mirando a los ojos a Fujitaka.

— Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre.

(...)

El sonido de unos zapatos de tacón resonaban en una habitación. Una mujer de cabellera dorada que usaba un vestido completamente negro igual que sus gafas con un escote en forma de corazón se acercaba a un hombre de raíces italianas.

— Sigues viendo genial a pesar de los años.

El hombre soltó el cigarrillo que tenia en la mano derecha para luego pisarlo.

— Gracias, Ricardo.

Saca de su bolsillo otro cigarrillo.

— Quiero que me hagas un trabajo. Estoy dispuesta pagar lo que me pidas.

Se lleva el cigarrillo a la boca y sonríe.

— ¿De qué trabajo hablamos exactamente? Tu bien sabes que no mato gente, ya no.

— Solo quiero que secuestres a alguien.

Bota el humo del cigarrillo.

— Seguro me dirás qué secuestre a la hija de tu enemiga, ¿Cómo se llamaba? ¡Ah, Nadeshiko¡ Quien te robo el futuro de ser la esposa de Fujitaka.

Empiezan a reírse.

— ¿Qué comes que adivinas?— dejando ver un sonrisa malévola.

(...)

Perdida entre las Mariposas [Pausado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora