Perdida entre las Mariposas [Pausado]

Capítulo 23.5

No era un jueves cualquiera, ese día Suigetsu se dirigía en su auto a la casa de la mujer que nunca dejo de amar; a pesar de todos sus intentos para hacer a Sasuke suyo, él jamás la dejo de amar.

— Me dijeron que querías hablar conmigo.— mencionó mientras se levantaba del sofá.

— Al parecer las noticias corren rápido.— se quitó su chaqueta y la colocó en el perchero.

Ambos se miraron por unos segundos hasta que ella soltó un suspiro. Él sabía el motivo de su comportamiento. Sasuke. Él se fue de viaje hace dos semanas y no se sabía nada de él.

— He oído que te has ganado el corazón de la mamá de Sasuke.

Se acercó a la ventana que dejaba ver la espesa nieve afuera, luego mostró una sonrisa provocando en él un dolor incontrolable que prefirió ocultar.

— Desea que yo sea su nuera— rió.— y que hablará con Sasuke para que nos casemos apenas llegué de su viaje.

Aquel muchacho que se encontraban en la habitación de estar de la mansión Gorgon, que amaba a una persona que no lo amaba, no pudo mas y la abrazo por la espalda. La respiración de la pelirroja era calmada mientras la de este estaba precipitada.

— Sé que siempre me has querido, Suigetsu. Siempre lo he sabido.— posó su mano derecha en la ventana que de por hecho estaba helada.

— Eres una estúpida...

Sus lágrimas cayeron sobre la blusa blanca que traía la pelirroja. Todo esos años quería poder abrazarla, sentir su aroma. 

— ¿Dime por que querías verme?— dijo fría.

Esas palabras demostraron que debía darse por vencido, retrocedió 3 pasos y ella se giró con un rostro inexpresivo.

— Zero llamó.

— ¿Y qué quiere ahora? ¿más dinero?

— Describió a un tipo muy similar a Sasuke que esta detrás de "Sakura"... Al parecer está en la isla.

Los ojos de Karin se abrieron como plato y empezó a temblar. El plan de su madre y la de ella estaba en juego, la imagen de la niña santa estaba por culminar, todos verían que ella es todo lo contrario, igual que su madre; después de todo, su madre estaba tan loca o peor que ella.

— N-No...— se dejo caer al suelo, parecía como si fuera un títere. 

— Iremos a la cárcel— rió.

— Estas equivocado.— sonrió.— Mi madre no permitirá esto.

(...)

Medusa usaba un vestido negro muy provocativo con unos tacones de color mostaza que iba juego con su color de cabello, se dirigía a la oficina del presidente de la compañía Haruno Corporation, Haruno Fujitaka.

Tocó la puerta esperando el adelante del mismo, una vez adentro puso en el escritorio unos documentos.

— ¿Se puede saber que son esos documentos?

— Míralo y dime que opinas.

Fujitaka leyó con paciencia los documentos, cuando termino, su rostro emitió felicidad.

— ¿Cómo lograste que Anastasía Kuznetsov aceptara nuestra propuesta?

Ella caminó hasta donde estaba él y se sentó en sus piernas.

— Hago lo imposible, posible.— toca su nariz.— ¿Ya no recuerdas lo que solía hacer cuando eramos niños, Fuji?

— Ehm.— se levanta.— Agradezco todo lo que haces por la empresa, pero debes recordar que no debes hacer "eso".

— Siempre se me olvida.— sonríe.— Discúlpame no lo volveré hacer.

— De acuerdo, puedes retirarte.

Salió de la oficina, enojada, claro, desquitándose con todo aquel que se topará en su camino. Luego mas tarde recibe la llamada de su hija quien la citó en una cafetería cerca de la empresa.

Karin estaba esperando a su madre, se estaba tardado 45 minutos, algo que no solía hacer.

— Ya estoy aquí, ¡¿qué quieres?!

— Pues...

— ¿Vas hablar si o no?

Sus dedos empezaron hacer ruido contra la mesa hasta que al fin pudo soltarlo todo. Agacho la mirada, cuando la alzó Medusa mostró un rostro macabro que le hizo estremecer.

— Nuestro plan está fracasado, madre.

— ¿Qué?

Karin tragó saliva. Y se dispuso a contarle todo lo sucedido.

— Jajaja.

— ¿Madre?

Ella se levanta y con una mirada a su hija, se marchó del lugar.

— Entiendo.— susurró la pelirroja.

Cuando una mente macabra idea un plan siempre tiene un plan B, por lo cual no había nada de que preocuparse, con la ayuda de los contactos de Medusa, su plan aún estaba comenzando.

(...)

En un lugar algo tétrico, un hombre con una cicatriz en la mejilla izquierda estaba lanzando unos dardos hacia la foto de un mujer que apenas se podía ver.

Suena el teléfono.

— Diga.

Este sonríe.

— Está vez no será nada barato. Por qué asesinar ensucia.

Cuelga.

— Benjamín.— llamo a su compañero.

— ¿Qué sucede?

— Tenemos trabajo que hacer. Nos vamos de viaje a Filipinas.

El plan era muy sencillo, es lo que debieron hacer desde un principio con Sakura, eso quiere decir, matarla, así borraría las huellas que delante a la madre e hija Gorgon.

¿Pero como lo harían? En un lugar donde todos los amigos presente de está están. Oh, eso se lo dejamos a los asesino, después de todo ellos son las mentas maestras.

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