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No entendias porqué no dejaba de tocarte el pelo, parecía que le fascinaba que se quedaba horas a tu lado.
- una trenza te vendrá perfecto - al no darle una respuesta se lo tomó como que si aceptaste.
Pasaba de un lado a otro los mechones de tú pelo, estaba tan concentrado en que salga bien que se le armó Una montaña.
Suspiro pesadamente y volvió al comienzo esta vez fijándose que no volviera a pasar lo anteriormente y que no arruine su esfuerzo.
Después de minutos acabo y se puso a tú lado, sonrió apoyando su cabeza en la tuya, con sus Largas uñas las recorrió desde tú mejilla hasta tú cuello. Te asustaste un poco, pensaste que volvería a cortarte, pero por suerte no fue así. Lentamente se acercó a morder tus clavículas hasta que sangren.
- Dejame - susurraste con una voz cansada, tú garganta estaba totalmente seca - Muerdete a ti mismo si tanto deseas sangre - lo empujaste haciendo que se desgarre pero logre safarse.
- siempre tan rebelde - sonrió apoyando su mandíbula en ambas palmas de sus manos. - Eso te hace más interesante - susurro de una manera que te dio un tic en el ojo y un escalofrío.
- Dejame en paz - cerraste los ojos acostándote en el suelo dándole la espalda.
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- _____, aún tienes que comer - se paró saliendo de la habitación con una sonrisa que esta vez no era falsa, pero no la notaste, ya no lo mirabas como antes, ya no era el que te hacía reír cada vez que te encerraban, ahora era el que te hacía llorar encerrada. El brillo en los ojos que tenias cada vez que lo mirabas desapareció, la sonrisa más sincera ya no querias dársela.
Estabas concentrada en tus pensamientos que no te diste cuenta cuando el se sentó frente tuyo y levanto tu mirada exaltandote un poco.
- Ey ey, no soy una niña, desencadename y podré hacerlo yo sola - dijiste al ver cómo quería volver a darte de comer. Una vena se formó en tu frente pero nego.
- Quiero hacerlo yo - brillitos aparecieron a su alrededor que te hizo fruncir el ceño, pero respiraste hondo y comiste de los palillos que estaba a centímetros de tus labios, tampoco querias morir de hambre.
- Cierto, esperame - salió de la habitación dejando la puerta cerrada.
Lo que el buscaba eran las llaves de tus cadenas, no para dejarte libre, realmente el quería tenerte así sin importar que te fueras a morir ahí mismo. Las buscaba para cambiarte de cadenas a unas más livianas. Sintió la necesidad de que no te lastimen.
Volvió a la habitación y te fue quitando las cadenas, pensaste en golpearlo, pero no. Pensabas en ganarte su confianza y que después te dejará andar sin cadenas, ahí harías tu plan de escape, así que te mantuviste quieta.
- estas no pesan y cómo te pórtaste bien podrás moverlas hasta más lejos - Alzaste tus manos hasta llegar a tu rostro y tocarlo, hace ya mucho tiempo que no lo hacías.
Sonreiste, esta vez de verdad, no por él, si no por tí al volver a tocar tu suave piel. Entonces él se quedo viendo tu sonrisa y soltó un suspiro que volteaste a verlo dejando de sonreír.
- Gracias, supongo - Se acercó a tí y puso sus manos en tus mejillas, decidiste dejarlo, hasta que trate de dañarte.
Cerraste los ojos ignorando su imagen, pero las abríste de golpe al sentir como te besaba, era uno más largo y profundo. Tu corazón pálpito tan fuerte y rápido que pensabas que se iba a salir, viste como tenia los ojos cerrados y una sonrisa en sus labios, sus narices se rozaban.
No podías reaccionar, y por unos segundos te quedaste quieta. Querias alejarlo, tus ojos estaban abiertos a la par que no podías reaccionar a tiempo.
Tu cuerpo no iba a mentir, tus mejillas estaban ruborizadas por fin sintiendo de nuevo ese calor en ellas, que ya habías olvidado.
Con una de tus manos apretaste tu pecho y te alejaste de él. te sonrió y sin previo aviso te dio otro, aunque más corto, y salió de la habitación soltando un risa.
Te quedaste quieta mirando la puerta. Tocaste tus labios recordando lo que había hecho. Una amarga sensación te llegó al saber que lo habías dejado
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