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-¡MALDITA SEA RAN, TE DIJE QUE NO USARAS MI MOTO! -Estaba corriendo detrás de él. Odviamente no lo iba a alcanzar- ¡VUELVE AQUÍ, IDIOTA!

-¡ME FASCINA TU MOTO, PRECIOSA! -Decia burlón mientras se alejaba-

-Juro que si lo vuelvo a ver le voy a cortar esas trenzas de...  -Estaba totalmente enojada, odiaba que utilizaran su preciada motocicleta sin su permiso-

-Ey, recuerda que después de todo es mi hermano -Rindou Observaba como trataba de perseguir  a Ran, claramente fallando-

-¿Por qué siempre tiene que molestarme? -Se sentó frustrada en el suelo junto a Rin, mirando la vista tan hermosa que ofrecía la playa a esas horas de la tarde- por lo menos la vista no está tan mal.

Recién habían cumplido un encargo de Izana, y antes de volver al almacén decidieron descansar un poco y relajarse. Todo hasta que un Anabelle le contará la paciencia a la pelinegra.

—¿Qué iba a hacer Ran? Y más importante ¿Por qué con mi nena? -Su ceño estaba ligeramente fruncido Pero su expresión era tranquila, en realidad se podría decir que así era su cara-

-Soy su hermano, no su niñero. -Se río un poco por el sonido de irritación de la chica. Molestarla era su pasión- Además, sabes perfectamente que le gusta usar tu motocicleta.

-Pero las de ustedes son mejores.

-A él le gusta la tuya, porque es tuya -Sonrió al recordar como me enojaba siempre que Ran se llevaba su moto- Y a mí me gusta ver cómo te enojas. -Giró levemente su cabeza para verla, una sonrisa de lo más inocente dibujada en su rostro-

-Imbéciles -Murmuro mientras se frotaba el puente de la nariz- Como sea. No pienso esperarlo.

-¿A dónde vas? -La chica se puso de pie y Rindo siguió sus movimientos. Se dirigía al vehículo del Haitani mayor-

-A casa. -Dijo sin más, antes de encenderla-

Al de anteojos le agrado la idea, así que la siguió; solo quería ver cuantas veces Ran lo llamaría cuando regresará y no los encontrará ahí.

Todos los de Tenjiku vivimos en una especie de "Guarida". Bueno, en realidad nos quedamos ahí solo si queremos, cada quien tiene su casa aparte, pero como yo vivo sola prefiero quedarme ahí.

-Tardes, porque de buenas no tienes nada. -Ingreso al lugar y tiro su mochila sobre una mesa para luego sentarse en el sofá y soltar un largo suspiro lleno de cansancio- Hola, Izana, Kaku.

-Shira. -Kakucho habló dulcemente como siempre habla con ella- ¿Cómo les fue?

-Pregúntale -Señaló al menor de los Haitani- Yo me quedé en la motocicleta.

-Logramos sacarles información -Rindo se sentó junto a ella con un semblante serio- Resulta que fueron enviados por una pandilla que se concentra en Yokohama.

-Los masacraron. -Intervine-

-En mi defensa, se estaban resistiendo.

-Bien... Mochi, ya sabes qué hacer. -Izana le hizo una seña y el nombrado salió del almacén-

Cuando este salió, Ran estaba regresando, una sonrisa tranquila en su rostro. Apenas se dijo en Shira decidió que era buen momento para molestarla.

-Oye. -Se acercó a ella por detrás del sofá, mirando lo que ella escribía en su celular- Shira... -Esta lo ignoró. El mayor, indignado, frunció el ceño- Oye, bonita. -Movió sus hombros para que se voltear a verlo- ¿Me estás ignorando?

—Si. -Dijo al instante, el rió levemente y se sentó junto a ella- ¿Qué pasa?

Él la observaba atentamente, preguntándose a sí mismo si sería buena idea jugarle una broma o no.

𝑆𝑖𝑛 𝑠𝑎𝑏𝑒𝑟 𝑎𝑚𝑎𝑟... (𝐶ℎ𝑖𝑓𝑢𝑦𝑢 𝑥 𝑇/𝑛)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora