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Kim Seungmin yacía sobre su cama cómodamente mientras veía un documental sobre belugas, el cual ya había visto un total de diez veces. Su madre se encontraba haciendo la cena, y su hermana descansaba en la habitación de al lado. Fue la primera vez en su vida que no logró concentrarse en el documental, ya que se distrajo acariciando el peluche que había recuperado gracias a aquel chico, que supuestamente era el mejor amigo de su primo.

Nunca había sentido tanta curiosidad por alguien más. Y eso lo tenía más que confundido. Nunca había tenido amigos, nunca había hablado con nadie, nunca se había acercado a nadie para hacerlo, y nunca le había hablado a nadie, además de a su familia, sobre su gran amor por el mundo marino. Nunca había hecho ni sentido nada de eso.

¿Por qué ahora sentía tanta curiosidad por Christopher?

Quizás era porque la atención de Christopher parecía basarse solo en él desde que chocaron en el acuario.

De pronto, La madre del rubio apareció por la puerta. Llamando la atención de su hijo, quien seguía concentrado observando la beluga de peluche.

— ¿Qué te pasa, cariño? Estás muy raro... ¿Es por ese chico? — Preguntó la mujer, sentándose en la cama para acariciar la rubia cabellera del chico.

Seungmin se incorporó para quedar a la altura de su madre y agachó la cabeza para mirar el suelo. El blanco y triste suelo.

— ¿Por qué nunca he tenido amigos? Minju tiene un montón. Changbin también... ¿Pero, por qué yo no?

Aquella pregunta tan inocente, consiguió llenar de lágrimas los ojos de la pelinegra, quien envolvió con sus brazos al contrario y besó su frente repetidas veces. Seungmin no entendía lo que estaba sucediendo.

— Es extraño... Nunca nadie quiso conocerme. ¿Por qué Christopher se interesa y se preocupa tanto por mí?

— Ay, cariño... — La mujer seguía abrazando a Seungmin y lloraba sin parar, siendo consciente de la gran dificultad que tenía el chico para entender como se sentían los demás.

— ¿Sabes que me regaló comida y me devolvió esto? — Dijo el rubio enseñándole a su madre la pequeña beluga mientras sonreía. — Me choqué con él en el acuario y se me cayó. Al día siguiente, en clase, me lo devolvió. Y hoy ha estado en casa de Bin para ayudarnos con inglés, es australiano. — Prosiguió el chico con entusiasmo. Ni siquiera Seungmin se daba cuenta de lo emocionado que sonaba hablando sobre él.

Su madre sonreía y las lágrimas caían por sus mejillas a la vez. Ver a su hijo así de entusiasmado por algo que no fuera el nacimiento de una ballena, era algo nuevo para ella. Nunca imaginó ese momento en el que su hijo se veía interesado por la atención de otra persona. Y era del todo reconfortante.

La sonrisa de Seungmin era lo único que esa mujer necesitaba para ser feliz. Y pocas veces la veía en su rostro. Pero ese... Ese era un día de aquellos en los que podía irse a dormir con una venda más en em corazón.

— Dijo que quería volver a verme. — Comentó la mujer.

— Es algo bromista. — Seungmin seguía mirando el peluche, entre los brazos de su madre, distraído de todo aquello que le rodeaba.

— A mí sí que me gustaría volver a ver a ese chico, sobretodo si a ti te hace feliz, mi bebé beluga...

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Era viernes, había llegado el tan esperado día en el que Changbin y Seungmin se someterían a un examen de inglés.

Christopher llegó al instituto feliz como una perdiz, como casi nunca lo hacía. Buscó como siempre a Changbin, que al no aparecer por ningún lado, intuyó que estaría en aquella clase vacía junto a Seungmin. Y que mejor manera para empezar el día, que ver a ese chico tan lindo que siempre conseguía sacarle una buena sonrisa.

Beluga// ChanMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora