Eran pasada la una de la mañana cuando Sanji salió de su habitación en busca de un poco de agua. Nada más salir al pasillo, estiró su adormilado cuello, pasar tantas horas revisando documentos no entraba en su pare favorita del trabajo. El sonido de su teléfono le informó de la recepción de una llamada, al fijarse en el número nota que se trata del número de Jinbe, el encargado de una de las más importantes zonas de venta en Roskow.
— ¿Qué pasa? — pregunta tan pronto contesta la llamada.
— Joven Sanji, — dice la gruesa voz del hombre. — Creo que debería venir al almacén. Es urgente.
Aquella forma de hablar la toma por sorpresa. Jinbe no solo no es el tipo de personas que lo llamaría sin razones válidas, sino que, no le pediría ir hasta los almacenes solo porque sí.
— Estaré allí en dos horas — asegura antes de colgar. Algo le dice que lo mejor era que se apresurara en descubrir el motivo de tanta urgencia.
:
La distancia entre Germa y Roskow era la suficientemente como para poner sus nervios de punta por la ansiedad de saber qué había pasado. Una opción era que la marina hubiese descubierto el almacén de armas, y si bien ellos tienen los suficientes contactos entre los altos mandos como para salir bien librados de ellos, seguía siendo un gran problema, problema que en ese momento no puede dejar que trascienda dado que aquel era uno de los puntos de venta más grandes e importantes que está bajo su mando.
Al llegar, bajó del auto encontrándose al momento con Jinbe quien ya estaba a la espera de su llegada.
— ¿Qué está pasando, Jinbe? — le preguntó sin vacilar.
— Es mejor que lo vea usted mismo. — es la respuesta del guardia. Extendiendo su mano, le indica al rubio que camino debe seguir y sin dudar le guía hasta la puerta del almacén para luego hacerle entrar.
La escena que se presentó ante sus ojos no fue para nada lo que esperaba, incluso le hace desear que la jodida marina fuera el problema. Todo el lugar estaba destrozado, los ventanales internos se muestran rotos, las mesas y demás muebles se encuentran destrozados, pero eso es lo de menos. Caminando a paso lento por el lugar, se fija atentamente en lo otro que llena la habitación. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho...deja de contar cuando nota que no hay otro más a la vista. Más de media docena de sus hombres estaban tirados a lo largo del espacio, muertos en diferentes zonas del almacén. En cuatro de ellos se puede distinguir claramente el impacto de balas en sus cabezas, la muerte de estos fue instantáneas. El olor a sangre ya había alcanzado a saturar el espacio, incluso, Sanji podría jugar que de no ser porque está acostumbrado a escenas peores o al olor penetrante de la sangre, hubiese fácilmente comenzando a dar indicios de náuseas. Paseando un poco más su mirada en el espacio, termina por caminar a la salida del almacén, lugar donde Jinbe le espera mientras fuma un cigarrillo y se mantiene con su arma en mano alerta ante cualquier movimiento.
— ¿Exactamente qué carajos pasó aquí y cuándo? — arrebatando el cigarrillo a su Jinbe comenzó a fumarlo. Por regla propia nunca fumaba delante de sus subordinados y menos aún algo que no fuese de él, pero en ese momento lo necesita si no quiere estallar de la peor manera.
— Se llevaron toda la mercancía. — Dice con un tono que busca no dejar ver el temor que siente en ese momento.
— ¿Tienen alguna pista del o de los culpables? — pregunta interrumpiendo las palabras del hombre.
— Quien lo hizo sabía muy bien lo que se resguardaba aquí, además, cortaron las cámaras y las suplantaron con imágenes de archivo. Yo... Perdón señorita.
— ¡Carajo! — maldice con fuerza mientras comienza a caminar en círculos.
.
.
ESTÁS LEYENDO
JUEGO DE PODER
Genç KurguTras la muerte de su padre, Sanji esperaba ser designado como el nuevo líder de La Triada, con lo que no contaba era que el día de la lectura del testamento todo cambiar con la aparición de un desconocido que pone todo de cabeza.