𝓗𝓪𝓭𝓪𝓼𝓼𝓪 - [𝐑𝗼𝐬𝐚𝐥𝐢𝐞 𝐇𝐚𝐥𝐞]

PASADO PARTE II

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Año 1629 en algún lugar del mundo.

Había pasado poco más de un año desde que Mai tuvo su revelación. Aquella extraña luz que iluminó sus dedos de forma dramática hizo que la menor sintiera una especie de adrenalina y poder recorrer su cuerpo. Al contarle lo sucedido a su abuela y hermana la mayor no tuvo más remedio que empezar con las clases de defensa —Arlie conocía aquella extraña pero tan conocida sensación que recorría a su nieta menor—. Leian podía notarlo; el tiempo se terminaba y no podía hacer más que entrenar a su hermana para acabar con Él.

Mai se sentía exhausta, su cuerpo temblaba ligeramente por el cansancio, su delgado y huesudo cuerpo se encontraba lleno de raspones y moretones causados por el arduo adiestramiento que su abuela y hermana impartían en ella. Su mente se sentía frágil. Ella se sentía diferente. Vulnerable y angustiada. Pero sobre todo desolada.

La guardiana tomo una bocanada de aire acostumbrando a sus pulmones al drástico cambio de clima al cual se enfrentaba. Miro a su hermana —su rival en este combate— y con todo su esfuerzo comenzó a luchar cuerpo a cuerpo con ella. Su abuela daba indicaciones hacia ambas hermanas.
Leian aprovecho la distracción de su hermana y con todas sus fuerzas la arrojó al suelo propinando golpe tras golpe en su torso. Mai sufría, ella sabía que su hermana era mil veces mejor, su padre le había enseñado antes de morir todo sobre la defensa personal y eso era una gran ventaja para la mayor. Mai no quería hacerle daño, conocía el riesgo de utilizar sus dones con la mayor por lo que rápidamente descarto esa opción… le daba impotencia todo lo que ocurría a su alrededor, ella solo quería una vida normal.

Desgraciadamente nunca la tendría…

—¡Defiéndete! —el grito de Leian la devolvió a la realidad— ¡Te vas a dejar vencer tan rápido! —volvió a gritar, está vez cerca de su cara.

Mai apretó sus dientes en furia, su cara se contrajo en una mueca de enfado y con las pocas energías que quedaban impartidas por su cuerpo enredo sus piernas al dorso de su hermana impulsando todo su peso hacia su lado izquierdo, dejándola a ella encima.

No tuvo tiempo de dar el primer golpe antes de que Leian posicionara su pie derecho sobre su estómago catapultándola hacia atrás, Leian se reincorporo rápidamente y avanzo hacia la guardiana quien trataba de recuperar un poco de aire. Al notar que la mayor se dirigía hacia ella se arrastró hacia atrás chocando con un árbol. Leian la tomo por los pies arrastrándola hasta dejarla de nuevo acostada en el duro suelo y de nueva cuenta volvieron los golpes, está vez más salvajes que anteriormente.

—Leian, Mai —su abuela hablo a espaldas de la pelirroja—, es todo por hoy —se levantó del tronco que uso como soporte y emprendió camino hacia su hogar.