VII. La propuesta.

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El camino en el auto fue tenso, nadie decía nada y por supuesto estábamos nerviosas, asustadas y teníamos frío... el chofer tampoco dijo nada durante todo el trayecto, el silencio estuvo muy presente y después de unos minutos por fin llegamos a la casa de la señora Julieta, el auto paró y tragué saliva duro, nos miramos las unas a las otras y bajamos del auto con miedo.

— Muchas gracias por traernos — le dije al chofer, este asintió con la cabeza y encendió el auto de nuevo para irse.

El miedo se duplicó cuando vimos los autos de los padres de las demás estacionados afuera, en ese instante Jimena se soltó en llanto, yo que me encontraba a su lado traté de calmarla.

— Tranquila, todo va a estar bien —

Justo cuando llegamos a la entrada el auto se fue y la puerta se abrió antes de que pudiéramos tocar, los padres de Jime salieron casi corriendo y su madre la tomó del brazo.

— Vámonos a la casa — le dijo mientras la llevaba hasta el auto.

Jimena tan solo nos miraba con los ojos llorosos y sin decir nada más, sus padres y ella se fueron, todo fue muy rápido, la señora Julieta apenas tuvo tiempo de reaccionar y cuando se fueron fue rápidamente salió a abrazarnos.

— Niñas! me tenían tan preocupada — decía mientras nos abrazaba una a una.

De repente se detuvo y miró a la calle.

— ¿Dónde está Julián? — preguntó.

Evolet, Karem y yo nos miramos las unas a las otras en forma de "¿Quién le dice?"

— Nunca llegó — habló Evolet.

— Este niño... cuando regrese se las va a ver conmigo — dijo ya molesta.

En eso los demás padres salieron y el padre de Olivia habló.

— No se preocupe, lo importante es que están aquí sanas y salvas — mencionó en busca de calmarla — Deberíamos ir todos a descansar y hablar mañana, tengan una buena noche —

Seguido de eso ambos se llevaron a Olivia, los padres de Nancy se acercaron a ella y la abrazaron.

— Nos preocupaste muchísimo, que bueno que estés bien — hablaron sus padres.

— Ya vamos a retirarnos, buenas noches — habló el papá de Nancy, los mencionados subieron al auto y se fueron, ya solo quedaban los padres de Nadia.

— En verdad estoy muy apenada, discúlpenme — se dirigió la señora Julieta a ellos.

— No se preocupe, por lo menos ya están aquí y están bien, gracias por haberla llevado, ya hablaremos con ella en la casa — habló su mamá.

Sabíamos que ya era hora de que Nadia se fuera, entonces la abracé para despedirme y cuando nos separamos un poco, hablamos.

— ¿Qué vamos a hacer respecto a eso? — pregunté haciendo énfasis en la última palabra, refiriéndome a la propuesta de Edgardo.

— Hablamos por teléfono, ¿sí? — dijo al final para después irse.

Cuando solo quedábamos Evolet, Karem y yo, la señora Julieta nos hizo pasar a la casa.

— ¡Me tenían con el jesús en la boca! — dijo después de cerrar la puerta.

— Perdón... — dije sintiéndome culpable.

— Tenemos muchas cosas de que hablar, señoritas, pero ahora quiero que se vayan a dormir — habló en un tono alto.

Sin decir más subimos a la habitación de Evolet, supongo que la señora Julieta estaba más preocupada que molesta, en ningún momento fue grosera y solo sabía que a Julián le esperaba un gran castigo.
Al estar en la habitación cerramos la puerta y en ese momento escuchamos un auto, el auto de Julián, como buenas chismosas, Karem y yo nos pegamos a la puerta para escuchar todo.

𝗔𝗦𝗧𝗥𝗢𝗡𝗢𝗠𝗜𝗔. | 𝗺𝗲𝗻𝘂𝗱𝗼.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora