Advertencias: segunda parte de Kilig, por lo tanto, para entenderla, debes haber leído previamente esa historia. Fooligetta.
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Foolish iba a tener un ataque de nervios en ese instante.
De pie, en el pasillo del hospital más cercano donde llevaron a Vegetta, sentía que todo el mundo se le venía encima ante el pensamiento de que le pudo haber ocurrido algo a su omega. A su bebé.
Si lo llegaba a perder, si ocurría cualquier cosa...
Foolish iba a ponerse a llorar como un niño pequeño.
Lucas, Roier y Cellbit estaban en otro cuarto mientras revisaban a Kaled, en tanto Owen permaneció junto a Leonarda cuando la policía comenzó con los interrogatorios. Se habían llevado a Akira entre gritos, pero a Foolish no le interesaba. Y su madre...
Bueno, la estaban operando para sacarle la bala. Leonarda disparó a ningún órgano mortal, sin embargo...
El doctor salió del cuarto y Foolish se le acercó.
—¿Cómo está? —preguntó con voz urgida—. ¿Puedo pasar a verlo? ¿El bebé?
—Está todo bien —dijo el doctor, aliviado—, no hubo aborto. Ha sido sólo el estrés de toda la situación. Su bebé está muy bien.
Foolish ahora iba a llorar por el alivio.
—Puede pasar a verlo —agregó el doctor—, ha estado bastante calmado a pesar de todo, pero lo ideal es que duerma para que su cuerpo se relaje mejor.
Notó la indirecta del hombre: podía estar con Vegetta, pero primero tenía que hacerlo dormir. Para ello, su papel de alfa sobreprotector sería ideal.
Aunque, claro, cuando lo vio acostado en la cama, no dudó en subir sobre ella para abrazar al omega y restregar su rostro contra el pecho del más bajo como si fuera un bebé, queriendo quedar impregnado en su olor.
—Ow, Fulish...
—Casi te pierdo otra vez —gimoteó, con la voz temblando—. Soy el peor alfa del mundo...
—¿Qué estás diciendo? —regañó Vegetta, acariciándole el cabello a Foolish—. Eres mi bebé grande.
—Debería haberte protegido, y mira dónde estamos...
—Oye, no me ha pasado nada grave —Vegetta liberó feromonas para tranquilizar al alfa, que seguía algo alterado—. Nuestro cachorro sigue bien, mira...
Tomó la mano de Foolish, llevándola a su vientre algo abultado, lo que llamó bastante la atención del doctor porque recién iba a cumplir dos meses. Había comentado la necesidad de hacer exámenes, pero Vegetta le dijo que no se lo comentara a Foolish, pues iba a preocuparlo más.
—¿Ves? —Foolish parecía fascinado mientras le acariciaba—. Cachorrito está bien.
El alfa asintió, estirando sus labios, y Vegetta se rió para darle un beso pequeño, calmado por el toque dulce del alfa sobre su piel.
