Extra: Me siento tan cerca de ti

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Guillermo miraba a sus cachorros dormir y con un gran sigilo salió de su habitación, notando la oscuridad. Caminó hasta la cocina para prepararse un café perdido en sus pensamientos, se sentó en la mesa y analizó todo lo que había pasado en todos estos meses.

La revelación del ADN de Mateo

La estabilidad con Messi después de tanto desastre

Ser un apoyo para su expareja, sorprendiéndose de sí mismo.

El nacimiento de sus mellizos

El nacimiento de Lucciana

Y que ahora Manuel junto con Francisco estaban durmiendo en la habitación extra.

Su esposo de igual manera descansaba después de días duros en el hospital.

Si hace algunos años le hubieran dicho que sería amigo de una expareja y encima, convivir bajo el mismo techo con un alfa que volteo por completo su vida por un tiempo sin duda alguna, estuviera carcajeándose sin descaro. Se levantó y empezó a caminar hasta la habitación de Manuel, abrió con cuidado la puerta solo para comprobar si todo era real y no pudo evitar sonreír al ver como dormían con tanta calma. Se encaminó hasta donde estaba su esposo y se recostó con cuidado en la cama, abrazando a su omega y besando sus hombros con tanto cariño.

Siente una gran atracción y su corazón latía con la misma emoción, recordando como se conocieron bajo la lluvia. Como una gran jugada del destino ahora que lo pensaba de forma detenida, sintió como su esposo se removía entre sus brazos. Sus mañanas eran raras desde su punto de vista y es que desayunar con esa pareja era lo último que imaginó en su vida o ver como Francisco cargaba a Santiago mientras Manuel amamantaba a Lucciana no estaba dentro de sus planes de vida.

— Guille, Guille, Guilleeeeeee — la voz de Messi rompió por completo sus pensamientos y movió a sus ojos para mirar a su esposo que tenía su desayuno — ¿Vos estar bien? Andas en la luna — dijo divertido el argentino y Ochoa lo hizo sentarse en sus piernas para recargar su rostro en los hombros de su esposo, admirando la marca de unión que lleva consigo.

— Si amor, todo bien. Solo pensaba — respondió divertido el rizado.

— ¿Qué pensabas? — preguntó curioso el argentino, aunque sintió sus nervios a flor de piel cuando Guillermo, beso su nuca varias veces.

— En como te voy a coger esta noche, chaparrito — respondió sin descaro provocando un gran sonrojo en Lionel y que Francisco se atragante con sus chilaquiles al ser el oyente accidental de la mesa.

— Carajo conejitos, eso se dice sin que la visita se entere — respondió incomodo que mejor se fue a terminar de desayunar a la sala, donde estaba su esposo con una ceja alzada en espera del chisme.

— Lo de siempre, coger — respondiendo Francisco.

— Ya mejor ventilarlo en facebook, a la verga — gritó Ochoa riéndose hasta que Mateo apareció en la sala.

— Verga — repitió el menor entre risas y Messi no se contuvo de jalarla las mejillas a su esposo por ser mala influencia.

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Ochoa abrazaba por la cintura a su esposo que sonreía emocionado al danzar bajo la luna, con el jardín de testigo y disfrutando ese momento que tenían para ellos. Los cachorros demandaban mucha atención y no se quejaban, amaban la paternidad, pero extrañaban un poco tener un momento a solas. Hoy era de esas noches donde fingían ser unos adolescentes enamorados, sus besos tan dulces y lentos que provocaban en sus corazones un bello sentimiento, adictos a los labios del uno al otro.

Amor después del mundialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora