K I D N A P P E D

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Ahí estábamos Catalina y yo sentada con esposas en la casa de Martin, si, nuestro jefe nos tenía cautivas, el nos prometió ayuda pero simplemente nos secuestro, e intentado calmar lo más posible a Catalina, ella estaba muy asustada con todo esto, ...

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Ahí estábamos Catalina y yo sentada con esposas en la casa de Martin, si, nuestro jefe nos tenía cautivas, el nos prometió ayuda pero simplemente nos secuestro, e intentado calmar lo más posible a Catalina, ella estaba muy asustada con todo esto, yo igual pero tenía que mantener la calma ante todo para apoyar a mi amiga.

—Les gusto la comida?— pregunto Martin mientras tomaba vino.

Yo asenti fingiendo felicidad y cata respondió — Está riquísima, de verdad que me estaba muriendo de hambre, aunque no nos acostumbramos a comer amarradas — dijo mi amiga con una voz coqueta mostrando las esposas.

—Ya se acostumbraran — fue mi único que dijo el hombre de la mesa.

—Si, tienes toda la razon, ya nos acostumbrarenos, no creo que tengamos problemas — conteste feliz a Martin, para seguir comiendo.

Después de terminar de comer Catalina pidió su podíamos leer y el simplemente soltó un —Si las suelto y no hacen lo que yo diga, las mato.

—Si nos matas, te vas a podrir en una cárcel — dijo Catalina a mi lado.

—Y creeme que el Titi no estará tan feliz de saber que mataste a la mujer de su vida, te buscará por cielo, mar y tierra. — solté yo provocando

—En primer lugar nadie sabe que están conmigo, en segundo lugar, si las mato nadie sabrá dónde están porque me encargue de traerlas a un lugar donde nadie pueda encontrarnos, ni el titi — dijo el mirándonos a las dos.

—Erea súper inteligente mi amor — soltó cata fungiendo coquetear con el — Me di cuenta que está no es la primera vez que estamos aqui, tienes muy equipada está casa.

—No es la primera vez que vienes a México ¿Verdad? — finalice yo.— aquí traes a tus mujeres para despues maltratarlas? Eso es lo que eres Martin, o no me digas que eres un asesino en serie, Mi amor— solté lo último sarcásticamente.

Martin furioso nos tomo al pelo a ambas y nos arrastró a la habitación, nos lanzo a la cama — así tratas a la mujer que tanto amas?— pregunto Catalina mientras mostraba sus esposas.

— Estan castigada — dijo el mientras sacaba su cinturón.

Catalina lo pudo distraer y este se fue sin hacernos nada.

Cuando el cerro la puerta Catalina empezó a llorar.

—Tranquila Catalina, saldremos de esto— abrazando a mi amiga — te juro que podremos salir de aquí y haremos que pague por todo lo que nos está haciendo— calme a mi amiga.

—El no nos podrá matar en vida jas, te lo prometo — dijo Catalina mirándome muestras se secaba las lágrimas.

Con cata intentamos pedir ayuda o buscar algo que nos pudiera ayudar a escapar, pero no encontramos nada y escuchamos como llegó la camioneta de Martin.

Sin senos si hay paraíso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora