V

9.2K 1K 200
                                    

Hinata alejó al azabache de un empujón débil, antes de tragar aire profundamente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hinata alejó al azabache de un empujón débil, antes de tragar aire profundamente.
-¡¿Q-qué crees que haces?!- Exclamó en un susurro para no despertar al infante.
-Y-yo...- Hajin se removió en la cama, ambos se miraron antes del Omega hablar.
-Hablemos afuera.- El azabache asintió.

Ambos salieron de la habitación, el azabache nervioso, pues sintió haber hechado quince años de amistad a la basura por seguir sus torpes impulsos.

-Ahora... ¿Por qué hiciste eso?- El Omega no estaba menos nervioso que el Alfa, pues si bien él también quería besarlo, no quería que fuera en esa situación. Él no quería ser el amante.
-B-bueno... Es que... Y-yo...- No sabía qué decir o como decirlo. ¿Por qué había hecho eso? Pues porque quería besarlo, era muy obvio.

-P-pues... Porque me gustas...-
-Tobio...- La voz del Omega estaba turbada, a la par que su propio aroma estaba relativamente más dulce.

-Y-yo... Tengo que rechazarte... ¡N-no es como que no me gustes! Es solo... Eres casado...- Le dijo. Su orgullo era que, pese a ser un denominado "promiscuo" jamás se había metido en una relación, menos un matrimonio.
-Lo sé...-
-Yo no quiero estar con un hombre casado...-
-L-lo sé... Pero... No es como si pueda fingir que no pasó nada...- El Alfa se acercó y puso sus manos sobre las manos del Omega, quién respondió con un temblor leve.

-No importa si me rechazas ahora... Al menos el beso no podrás olvidarlo fácilmente.- Le sonrió al mayor, quien tenía una expresión avergonzada en su rostro.

Kokomi expresaba su preocupación muy de vez en cuando

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kokomi expresaba su preocupación muy de vez en cuando. Era una mujer que se guardaba todo para ella y siempre salía con una sonrisa. Pero ahí estaba, ansiosa.

Pues su marido había llegado más tarde que de costumbre, con un fuerte aroma a feromonas y los labios inflamados.

Hajin estaba como de costumbre, diciendo pocas palabras a su padre e ignorando en casi su totalidad a su madre.

-Koko, voy a... Dormir en el cuarto de Hajin... Espero no te moleste...- Susurró lentamente, mientras sostenía de la manita al pequeño Kageyama. Con el paso del tiempo,el pelo lacio de Hajin empezaba a crisparse, siendo algo quebrado como el cabello de su madre. O como el cabello de Shoyo.

Father! [KageHina Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora