VI

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Los Kageyama se fueron, Kokomi estuvo nerviosa todo el tiempo

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Los Kageyama se fueron, Kokomi estuvo nerviosa todo el tiempo.

Es decir, era obvio, las miradas que su marido dirigía al Omega pelirrojo, la naturalidad con la que ambos se trataban, la forma en que ella misma sabía como su actuar era lo que había desencadenado todo...

-Tobio... Uhm... ¿Puedo hacerte una pregunta... Personal?- Dijo ella una vez llegaron a su propia casa, el azabache tragó duro mientras levantaba a su hijo para llevarlo a su cuarto.
-Ah... Claro.- Dijo él antes de caminar al cuarto de Hajin.
-¿Por qué dejas que Hajin llame papá a Hinata?-

Shoyo estaba terminando de recoger su sala, con la compañía del rubio Atsumu

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Shoyo estaba terminando de recoger su sala, con la compañía del rubio Atsumu. El teñido seguía con su actitud coqueta con el Omega, quien permanecía serio y nervioso.
-¿Y qué tal? ¿Te agrada la esposa de Tobio?- Preguntó el mayor.
-Los conozco de antes de que se casaran. Si no me agradara, ¿Crees que la dejaría entrar a mi casa? Además, no es la primera vez que hablo con ella.- El menor levantó los trastes sucios antes de dirigirse a su cocina y lavarlos. El teñido caminó detrás de él.
-Hm... Pues para mí que no le caes muy bien.- Dijo con cierto sorna en su voz.

-¿De qué estás hablando?- Le respondió mientras lavaba los platos.
-Yo solo digo... Que no es muy común que alguien le agrade el amante de su esposo...- Le sonrió. Shoyo frunció el ceño a la par que sus feromonas se acidificaban bastante.
-¿Amante? ¿Yo? Nunca he estado con un hombre casado, y Tobio no va a ser la excepción.- Le respondió molesto.

-Ah, claro, y la forma que ambos se miraban era completamente platónica y amistosa.- Respondió burlescamente.
-¿Y eso qué importa? No voy a hacer nada mientra él tenga ese anillo.-
-Como quieras, pero si te doy mi opinión personal... Un anillo se parece bastante a unas esposas.- Dio un par de pasos antes de quedar detrás de Shoyo y poner sus manos sobre sus caderas.

-No te la pedí, Atsumu.-
-Está bien...- Le susurró sobre el cuello, el Omega tuvo un escalofrío terrible recorrer toda su espalda.

El rubio permaneció a su lado mientras Shoyo terminaba de limpiar su departamento.
-¿Sabes? Te ves muy diferente a como te recordaba, Shoyo...- Le dijo, mordiendo si labio inferior.
-Ah, ya, bueno.- Le dijo en absoluta seriedad. El rubio soltó una risotada.

Father! [KageHina Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora