Epílogo🍼

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-¡Kageyama Hajin, ya levántate! ¡Vas a llegar tarde a la escuela!- Escuchó el azabache la voz de Shoyo desde su habitación

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-¡Kageyama Hajin, ya levántate! ¡Vas a llegar tarde a la escuela!- Escuchó el azabache la voz de Shoyo desde su habitación. El adolescente se levantó a la fuerza antes de bostezar ruidosamente.
-Ya voy...- Se talló los ojos. A sus pies, sintió como su gato se estiraba sobre sus piernas.
-Buenos días, Pan.- Le acarició la cabeza al felino atigrado. Pronto se paró de la cama antes de sentarse nuevamente en ella. Realmente, no quería ir.

Cuando empezaba a dormirse de nuevo, la puerta se abrió de golpe, dejando ver al par de mellizos pelirrojos en la puerta.
-¡Hajin!- Dijo la chica.
-¡Dice mi Papi que si no te levantas te va a castigar!- Dijo el chico.
-Ya oí... Salganse, para que me pueda cambiar...- Se talló la cara. Sus dos hermanos, Ai y Ryota se miraron. Ambos tenían diez años y eran... Como decirlo... Terribles. Eran bastante más extrovertidos y extravagantes que el Alfa, que, según él, era bastante calmado a su edad.

Algo que los mellizos sabían era mentira, sus padres hablaban siempre de como Hajin era un diabillo incluso peor que ellos dos a su edad. Pero desde hace un tiempo, se había calmado bastante y ahora era un joven con una actitud ejemplar.

-No hasta que bajes. Mi Papi ya hizo el desayuno y te hizo tu Bento.- Dijo Ai.
-Y si no bajas nos lo vamos a comer nosotros.- Continuó Ryota.
-¡Ryota, Ai, ustedes también van a llegar tarde!- Esta vez fue la voz de Tobio, quien ya estaba abajo desayunando junto a su pareja. Ambos mellizos bajaron corriendo. Tobio no alzaba la voz mucho, así que si no bajaban pronto... Los castigados serían ellos y no su hermano.

Hajin estudiaba en el Karasuno, la escuela a la que sus padres habían ido, y pese a ser su primer día de clases, no quería ir

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Hajin estudiaba en el Karasuno, la escuela a la que sus padres habían ido, y pese a ser su primer día de clases, no quería ir. Las vacaciones le duraron muy poco.

Una vez terminó la ceremonia de entrada, el Alfa fue guiado a su salón de clases. Destacaba bastante entre todos, es decí, era alto, guapo y un Alfa, ¿Como no iba a llamar la atención?

Soltó un bostezo.

Entraron al salón al fin. Y pudo divisar una peculiar cabellera color plata. Su corazón dio un vuelco cuando el dueño de esa melena le dirigió la mirada y sintió sus mejillas ruborizarse. El dueño de la misma le sonrió y levantó su mano a forma de saludo.

Father! [KageHina Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora