Father! [KageHina Omegaverse]

III

-Ya no hay pañales...- Susurró Kageyama viendo en el mueble de la habitación de su hijo.

Hajin había aprendido a decir una que otra palabra, siendo "No" y "Pa" sus palabras favoritas, para referirse a él y a Hinata. Claro que al principio, el pelirrojo se sintió tremendamente avergonzado por la forma en que Hajin decidió referirse a ambos como "Pa" pero más pronto que tarde, se sintió conmovido y lo dejó llamarlo así.

-Kokomi, tengo que ir a comprar pañales para Hajin.- El azabache se abrochaba la cangurera en la que solía llevar a su hijo regularmente, la Omega estaba ocupada en si computadora.
-Claro... Cuidate...- Dijo ella sin despegar la mirada de lo que sea estuviese haciendo.
-Quieres... ¿Quieres acompañarnos?- Dijo sutilmente mientras tomaba a Hajin en brazos y lo metía a la cangurera, ella se sobresaltó mientras sus mejillas se sonrojaban. .
-¡N-no, no! No te preocupes, yo me que aquí...- Dijo sonriendo suavemente, el azabache suspiró.
-Bueno... Nos vamos.- Salió de la residencia. La castaña suspiró antes de volver a mirar la pantalla, en el buscador se leía: Desconexión emocional materna.

-¿Otra vez?- El pelirrojo abrió la puerta del departamento, estaba en "pijama" si así se le podía llamar a la camiseta sin mangas y boxer que llevaba puesto.
-Por favor.- Se inclinó en una reverencia el menor, Hinata se ruborizó.
-Esperame en la sala mientras nos cambiamos.- Dijo antes de quitarse de la puerta.

-¿"Nos"?-
-No preguntes si ya sabes la respuesta.- Respondió el Omega antes de entrar a su habitación. Una voz femenina se escuchaba del otro lado mientras hablaba con Hinata. Pronto una alta mujer Alfa de cabello oscuro salía perfectamente trajeada. Sus miradas se encontraron antes de que la mujer sonriera.
-Buenos días, compermiso.- Dijo inclinándose.
-B-buenos días...- Respondió él.
-Ah.- Dijo Hajin moviendo la mano como despedida, la mujer respondió el saludo con un movimiento de manos.

Después de unos segundos, Hinata salió cambiado de la habitación antes de tomar del brazo a la Alfa.
-Nos vemos después, Aoi.- Susurró el Omega en la entrada, la mujer se agachó lo suficiente para besar los labios del pelirrojo.
-Claro, Shoyo... Me hubieras dicho que tenías visitas y no habría venido anoche.- Sonrió ella, el Omega se ruborizó antes de poner su mano en la mejilla propia.
-Se invitó solo, simplemente lo ayudo a cuidar a su hijo.- Le sonrió de vuelta.
-Claro... ¿Es ese amigo de toda la vida del que me hablaste antes?- Susurró en su oreja, el Omega se sonrojó bastante.
-¡Sí, ese es! ¡B-bueno, tal vez ya debamos irnos!- Empujó a la mayor de la espalda, quien se reía ante la timidez del Omega.