Capitulo 5

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Lastima...

Me miraban con lastima, desde que les mostré los papeles sus ojos solo reflejaban ese sentimiento, ya no había cariño, amor. Cada que quería estar sola, alejarme de la atmosfera que ellos crearon, aparecía alguien del grupo hacerme compañía o cuando estaba con ellos, evitaban mirarme directamente.

Aprecio que quieran estar conmigo, pero sus miradas molestaban. Algunos me acompañaban, pero el silencio dice mas de mil palabras, otros, me sacan conversación. La verdadera pregunta se la guardan para ellos, otra vez en silencio.

Estúpida es lo menos que soy, sabia lo que rondaba por sus mentes sin necesidad de entrar en ellas.

La verdad era dura, mas para ellos que para mí, que viví doce malditos años en ese mundo, tendrían que estar felices, ellos me sacaron, me liberaron cuando estaba apunto de perder la cordura...

Tendrán que entender, afrontar la realidad que atormentaba a su "chica libre", por mas dolorosa se les haga.

Esta vez, mire al atardecer desde la ventana, el frio había comenzado y el granero era el peor lugar para estar en la noche.

Al dormir, deje que mi mente descansara. Mañana seria otro día, una nueva experiencia si me lo permitía y quizás sus miradas cambiarían. A primera hora, ayudo a los demás a trasladar algunas cosas a la casa. Era mejor que estar haciendo nada, ya que estaba instalada en la habitación de Maggie.

El tema de Randall seguía siendo primordial, algo que me aliviaba, aguantar sus miradas otra vez seria insoportable.

‹‹Quizás no debí mostrarles ››

Ahuyente los malos pensamientos, tarde o temprano lo sabrían. Confesarles quien era fue lo mejor, que seguir engañándolos.

—¿Qué harán con Randall? — me atreví a preguntarle a Lori

—No lo sabemos cariño, por el momento tomen. —Nos extendió dos tasas con el té.

Según lo que escuche, Daryl estaría sacando información a Randall. Hablando de roma, este caminaba hacia nosotros con las manos lastimadas.

Deje la tasa para buscar algunas vendas, sus heridas se veían feas. Cuando volví logre escuchar lo que dijo.

—son 30, tienen artillería pesada y no quieren amistad. Si nos encuentran a los hombres nos matarán y las chicas—dudo en decirlo paro al final hablo—, querrán morirse.

Un escalofrió recorrió mi columna, Glenn me dio un apretón en el hombro al notar mi estado.

Siguieron hablando, pero yo me fui con Daryl hasta su lado del campamento. No sabia mucho de medicina, pero trataría de limpiar y vendar sus heridas.

Si, ya tendría que pedirle consejos a Hershel y Patricia.

—Ven arquero, hay que ver esos nudillos.

Me siento en el suelo a esperar que se acerque, se sentó al lado mío extendiéndome sus manos, sus nudillos estaban destrozaos.

A diferencia de los demás, Daryl se mantenía callado cuando me acompañaba, no me miraba, se sumergía en sus pensamientos como yo.

—Seguro la cara del imbécil quedo peor —trato de sacarle conversación.

—Si, demasiado peor.

Después de dos semanas pude sentir su mirada, no me atreví a levantar la mía, seguí vendando sus manos hasta que cubrir todas sus heridas.

Debía enfrentar la realidad en cualquier momento, levante la mirada esperando encontrarme con lo mismo. Tristeza, angustia y lastima, pero no. En ella había orgullo.

La niña del CBC.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora