La niña del CBC.

Alhia Jenner Cooper.

"Cuando más perfecto luzca uno por fuera, más demonios tiene adentro"   

El CBC, un centro de salud, uno de muchos, donde se controlan las enfermedades, las prevenían y trataban de encontrarles una cura a enfermedades mortales, o al no lograr ninguna de las anteriores, intentaban que nunca salgan al mundo exterior.

Lo que cualquiera diría de un centro de salud.

¿De verdad es solo eso?, déjenme decirles que no, es solo lo que la sociedad puede ver.

Lo que les permiten ver.

Al adentrarse a los secretos del gobierno, estoy yo. ScA-01; Sujeto de campo Alfa-01. O como dice mi acta de nacimiento Alhia Jenner Copper, pero el nombre lo tengo de adorno, se los aseguro.

Mi nombre era lo que menos escuchaba en el centro siempre me hablaban "Experimento scA-01." "Espécimen scA-01." Bueno eso era antes de que quedáramos Jenner y yo.

—Alhia, ven a la sala — la voz de Jenner a través del parlante interrumpió el silencio que habitaba en la habitación.

Desde que el primer brote dio comienzo, varios enfermeros, médicos y guardias se fueron del centro para estar con sus familias. Los que se quedaron al tiempo se suicidaron, lo peor de todo era ver los cadáveres en los cuartos, salas o sangre por cualquier lugar.

Edwin Jenner, un virólogo, participante del proyecto ALFA y también mi padre. Se quedó, solo por la promesa que le hizo a Candace, mi madre.

Ella era una de las mentes más grandes del centro de salud, la que llevaba el mando en el campo. Se le consideraba la reencarnación de uno de los mayores genios que haya existido. Y por supuesto, la que llevaba el mando del proyecto.

Aunque Edwin y Candace no se comparan en inteligencia, ambos eran parte del proyecto donde sus hijos son parte.

Prácticamente el proyecto ALFA era único, corrección, soy un proyecto único.

Camine por los pasillos para ir a la sala, preparándome para enfrentarlo, tendría que estar acostumbrada a verlo, a decirle "papá" pero ni él ni ella merecen ese título. Al entrar, lo vi con su traje, listo para volver a probar con una muestra de cerebro lo que probablemente no tenga cura.

—Interrumpiste mi lectura —dije. Este me miro, sin ninguna expresión que pueda descifrar. Me extendió un traje, al cual rechace —, no volveré a tocar su cerebro, ni a entrar ahí contigo.

A mi madre, la que juro estar para prevenir la epidemia, volvió al centro con una mordida, ofreciéndose como sujeto para que puedan hallar una cura.

Me adentraron a la sala, en contra de mi voluntad, para entrar en su mente (Una de las tantas habilidades que tengo gracias al proyecto)

Nada, las neuronas no existían, solo un nervio que le causaba la sed de sangre, el disparo retumbo por toda la sala, tener que ver a la persona que se hacía llamar "tu madre" en la camilla, con un hueco en la cien, sin vida. Algo traumático, sin dudas.

—Todavía podemos-

—¿Podemos? — lo mire incrédula ante sus palabras—, aquí no hay un podemos Jenner, solo eres tú, el único doctor que quedo en este miserable lugar con una niña, con el proyecto ALFA en persona.

Me di la vuelta, yendo al cuarto de "juegos" para terminar la lectura que ya que había dejado por ir a la sala.

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