Los monstros más temibles, son los que esconde nuestras almas
Los golpes en mi cabeza fueron como una explosión que me dejó con un pitido ensordecedor en mis oídos, un dolor pulsante y agudo en la nuca que me hacía sentir como si mi cráneo estuviera a punto de estallar.
Al abrir los ojos, mi vista era borrosa, como si estuviera mirando a través de una lente empañada. Me sentí mareada y desorientada, como si el mundo se hubiera vuelto del revés.
Trate de moverme, pero mis manos y pies a la silla estaba atadas por cinta, dando varias vuelvas a mis extremidades causando moretones por no tener el paso sanguíneo, el lugar olía a madera vieja y polvo.
Miré alrededor, tratando de enfocar mi vista borrosa. El lugar parecía un almacén abandonado, con cajas y objetos rotos esparcidos por todas partes. No había ventanas, solo una puerta de metal que parecía no haber sido abierta en años y un conducto de ventilación bastante alto.
Mi mente era un torbellino de preguntas y miedos. ¿Dónde estaba? ¿Dónde estaban Maggie y Glenn? ¿Merle?
Traté de moverme de nuevo, pero la cinta me mantenía firme. Sentí un dolor agudo en mis muñecas y tobillos, y los moretones comenzaban a hincharse.
Escuche pasos afuera del lugar, paralizando en mi lugar, contuve el aire en mis pulmones rogando que nadie entrara.
Mi visión fue interrumpida por un liquido rojo, llegando hasta mis labios. Metálico y agrio, era mi propia sangre.
Recordé la pelea con Merle, los golpes que nos dimos, la sangre de papá, los gritos de mamá, en cómo no pude defenderme bien y tampoco usar mis dotes.
Los pasos terminaron en la puerta, podía ver su sombra debajo de esta. Me aprete contra la silla, esperando a que entre quien sea. Contuve mi respiración al escuchar el chillido agudo de la puerta al abrirse dejando ver a un hombre.
Era alto, castaño y con ojos de color verdes, vestido con camisa arremangada hasta los codos.
—¿Dónde están? — lo mire de forma amenazante, aunque por dentro mi corazón latida desenfrenadamente contra mi pecho y sentía mi piel erizarse del miedo
El hombre se detuvo en la entrada, su mirada verde escaneando la habitación. Su expresión era impasible, pero algo en sus ojos me hizo sentir que estaba evaluándome.
—¿Dónde están? —repetí, tratando de mantener mi voz firme.
Él sonrió lentamente, mostrando dientes blancos. —No te preocupes por ellos —dijo, su voz baja y suave
—No evites la maldita pregunta, respóndeme ¿Dónde están?
Él se acercó, pasando al lado mío y con un cuchillo libero mis manos y piernas. Al estar libre me masaje mis muñecas inchadas y rojas.
—¿Cómo te llamas? —dijo sentándose en una silla enfrente mío
—Alhia —dije en un susurro.
Mi vista fue hacia el conducto de aire, si salía por la puerta era obvio que me atraparían mucho más rápido de lo que necesitaba.
—Un gusto Alhia, soy Philip, pero aquí me llaman Gobernador—dijo, golpes sordos y gemidos se escucharon del otro lado de la pared.
Glenn.
Mi respiración se corto al imaginar lo que le están haciendo, un nudo se formo en mi garganta.
—¿Qué le están haciendo? —pregunté, mi voz temblando. Me obligue a mantener la compostura, Philip se encogió de hombros.
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La niña del CBC.
FanfictionUna vida bajo tierra siendo un experimento de laboratorio, nunca vi el sol, los arboles, el cielo. Solo maquinas, medicamentos y científicos. Ese día algo cambio en la rutina del CBC, mi salvación o mi perdición llego tocando las puertas buscando...